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Los desafíos de las Ciencias Sociales hoy (5)

René Martínez Pineda
@renemartinezpi
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La traducción de la realidad (en tanto nacionalización de lo cotidiano) como acto epistemológico y cultural es inevitable, no rx pues sólo con ella se logrará descolonizar las cc.ss. y eso convierte a la traducción en una crítica-autocrítica sociológica (no lingüística) para instaurar una escuela de pensamiento propio. Pero hay que desandar el camino para poder avanzar en esa dirección y eso implica, por un lado, mantener una vigilia epistemológica minuciosa y, por otro, definir cuál o cuáles serán los conceptos a desarrollar (una suerte de especialización teórica que le dé un perfil singular a la escuela de pensamiento) y seguir construyendo la otra racionalidad que consiga apropiarse y promover la justicia social, ya que ese es, al final, el compromiso de las cc.ss, eso es lo que les da pertinencia histórica.

En tal sentido el compromiso social de las cc.ss. que nacionalizan la realidad y la traducen al lenguaje autóctono (y con ello pasan a ser la presencia y nostalgia que derrota los mitos sobre lo social) es una condición axiológica de reconocimiento de la cotidianidad, un reconocimiento que lleva a la comprensión, a partir de lo cual se pueden convertir en pregoneras de la realidad, siendo la voz de los sin voz que nos transforma a todos.

Es evidente que si no cuestionamos a las cc.ss. sobre su actual perfil colonialista nunca tendremos un conocimiento propio, emancipador y correcto sobre nuestra realidad. Las cc.ss. -en tanto pregoneras de la verdad social- han formado parte de las tácticas de producción-reproducción del norte colonial, conscientemente o no, eso carece de importancia, porque al final el resultado es el mismo: hacer valer la verdad del norte como si ese fuera el único punto cardinal del planeta. La idea de la verdad del norte como única verdad se ha traducido, por un lado, en la exclusión de nuestras realidades y, por otro, ha colocado en una posición inferior a nuestras cc.ss. y con ello a nuestros pueblos, culturas, historia de víctimas e imaginarios. En lo anterior tienen mucha complicidad las universidades públicas de la región continental, y eso debe llevarnos a responder las preguntas: ¿qué tipo de cc.ss. enseñamos en las universidades públicas? ¿Quiénes son los beneficiarios de lo que enseñamos? ¿Cuáles son los referentes de nuestra producción teórica? Estamos totalmente errados si –siguiendo el sonsonete del flautista de Hamelin que nos habla de educación por competencias en las cc.ss.- seguimos formando profesionales (mano de obra erudita) que van a reproducir las verdades únicas del norte colonial para pensar, desde ellas, nuestros problemas locales y, por tanto, asumen como válida la división internacional del trabajo intelectual en la que ocupamos el lugar de productores de materia prima sociológica (laboratorio de problemas sociales) y, básicamente, nos volvemos consumistas de ideas, teorías y conceptos, en lugar de producirlos, con lo que se instrumentalizan tanto las cc.ss. como los científicos sociales y, así se cosifica la realidad social con la coartada de la cientificidad positivista.

En este sentido, la racionalidad burguesa que desde hace ratos sodomiza a las cc.ss. es tan ambigua como contradictoria: por acá, promueve la igualdad, el raciocinio y las libertades individuales como si fueran colectivas, pero por allá, sus conceptos se usan, precisamente, para: justificar la desigualdad socioeconómica (la competencia) y darle un perfil ético a la injusta distribución de la riqueza y el ingreso; neocolonizar el intelecto y expropiar las culturas ajenas (culturicidio) “porque sus portadores preeminentes no son capaces de pensar, cuidarse ni progresar por sí mismos y, por tanto, hay pensar por ellos y en nombre de ellos, lo cual encaja a la perfección con la idea del norte colonialista como el gendarme mundial de la democracia”. Entonces, la descolonización de las cc.ss. pasa por criticar y revertir la racionalidad burguesa (construcción de un nuevo paradigma: la otra racionalidad) y por destruir la idea de la verdad social única e imbatible del norte (vigilancia epistemológica) y reivindicar los distintos saberes y expresiones culturales que están en su sur, un punto geográfico que está lleno de personas que quieren dejar de ser controladas, minimizadas y explotadas; que está lleno de personas de carne y huesos que razonan sin dejar de sentir, luchar y sufrir. Estas tres condiciones son, precisamente, la intersubjetividad sociológica que se siente porque se vive y, por lo tanto, se politiza y se reviste de ideología bajo la forma del compromiso social.

No se puede negar, visto todo lo anterior, que las cc.ss. tienen o promueven un pensamiento clasista que pretende justificarse haciendo alusión a una condición social y económica que no existe ni en lo absoluto ni en lo relativo: la clase media. La singularidad de esa justificación es, justamente, presentar la existencia de las clases sociales como un universal inamovible (el clasismo per se) y por lo tanto como una actualidad metodológica, axiológica y teológica que sólo puede tratarse teóricamente si se concibe el tiempo histórico como único y lineal en el que, por supuesto, unos están adelante y otros atrás; unos están arriba y otros están abajo; unos son superiores y otros son inferiores. Es así como las cc.ss. construyen su propio “Mundo Feliz” en el que la realidad le copia a la ficción. Cuando vemos el tiempo-espacio bajo la noción de Einstein, lo que se les presenta a las cc.ss. cuando realizan investigaciones-apropiaciones de la cotidianidad es una pluralidad de tiempos y espacios históricos (ambos como dimensiones) que tienen, es cierto, una historia triunfante, pero junto a ella una considerable cantidad de historias frustradas o, para decirlo en otros términos: una considerable cantidad de historias que se esperan su turno para salir a escena, todas ellas llenas de diferentes contenidos, significados y significantes culturales. Una de esas escenas es la utopía social, sin la cual no pueden desarrollarse las cc.ss.; una utopía social que tiene como sus caballeros andantes a los científicos sociales (los utopistas).

Orden. Caos. Conciencia. Alienación. Consumo. Pobreza. Caverna. Democracia. Evasión. Emancipación. Utopía. Ciencia. Compromiso. Apatía. Realismo. Magia. Norte. Sur. Desafío. Reto. Modernidad. Expropiación. La sociedad no puede comprenderse obviando los extremos referenciales y éticos que sólo las cc.ss. saben hilvanar cuando producen conocimiento social a partir de lo social del conocimiento, con lo que reivindican a todos los saberes colectivos.

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