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LAS EMOCIONES Y EL ESTRÉS

Trabajo preparado por la Sección de MEDICINA de la Universidad Internacional Rosacruz UIRC, de la Gran Logia de Habla Francesa (Traducción: Marta López Subirós, Costa Rica) El valor de la relajación diaria

NUESTROS organismos necesitan del reposo. Más allá de un medio de escape “fuera del sueño” para obtener un decrecimiento de las tensiones y para poner en juego un proceso fisiológico y sicológico que nos dará períodos de recuperación, períodos en que nuestra Fuerza Vital se va a equilibrar.

Estos momentos privilegiados de recuperación sólo son posibles por el relajamiento y por la separación momentánea de todo lo que no es “aquí” y ”ahora”. Algunas personas pueden trabajar mucho y largo tiempo sin darse largos períodos de descanso. Otros se cansan rápidamente y pronto están angustiados por los problemas profesionales o temores familiares. Para los unos, como para los oros, la relajación es un medio de recuperación que no debe olvidarse, puesto que ella engendra un regreso a la calma que permite enseguida aumentar las posibilidades de trabajo.  Como todos sabemos, se es más eficaz cuando se está descansado. Es importante pues, aprender a disminuir la tirantez para poder concentrare más eficazmente en los deberes y responsabilidades que nos incumben en las diferentes actividades de nuestra vida cotidiana.

   La Influencia de las Emociones

Cada día estamos sometidos a emociones negativas y a estados de tensión que producen reacciones en nuestro metabolismo y en nuestros procesos mentales. Esas reacciones, cuando a menudo son repetidas y acumuladas, se convierten en un factor de estrés del cual es difícil desprenderse en el momento de descanso nocturno; es lo que está al origen del insomnio.  En el estado de vigilia, este estrés afecta nuestro cuerpo modificando el ritmo de nuestra respiración, de nuestra circulación sanguínea, de nuestra energía nerviosa, etc. La acumulación de ansiedad provoca hasta desórdenes digestivos. Más allá, siempre provoca una pérdida de energía que podría haber sido utilizada en fines constructivos.

La relajación, basada en una utilización apropiada de respiraciones profundas y en períodos de meditación bien dirigidos, es un medio de luchas contra los factores de fatiga y estrés. Permite neutralizar las agresiones exteriores que perturban la actividad de nuestra Fuerza Vital y regulariza las funciones esenciales de nuestro cuerpo, nuestro sistema digestivo, respiratorio, cardiovascular, linfático y nervioso. En una palabra, nos procura reposo. La Rochefocault decía ya en el Siglo SVII: “Cuando no se encuentra el reposo en sí mismo, es inútil buscarlo en otro lugar”. En efecto, si uno lleva consigo todos sus temores y todos sus problemas, es inútil buscar la paz huyendo de su domicilio. Relajarse es, pues, encontrarse a sí mismo, penetrar en su universo interior para poner en orden sus ideas y sentimientos y para encontrar nuevas fuerzas que sólo nuestra naturaleza espiritual nos puede procurar.

Las investigaciones científicas en neurología permiten hoy en día comprender mejor el funcionamiento del cerebro y la manera en que el alma utiliza el cuerpo físico, especialmente el cerebro, para llevar a bien su encarnación. Está demostrado por diversas experiencias que los hemisferios cerebrales están en la base, no solo de nuestras percepciones sensoriales y de nuestros actos voluntarios, sino que también incluyen zonas donde se engendran nuestras emociones, deseos y necesidades. Muchas de estas zonas han sido descritas por los conocedores o sabios  es importante remarcar que el hemisferio izquierdo del cerebro abriga las emociones que pueden ser calificadas de “positivas” como, por ejemplo, la compasión, la alegría, el amor, la serenidad, la aspiración mística, etc. A cambio, las zonas localizadas en el hemisferio derecho corresponden a las emociones inversas, llamadas “negativas”, tales como el instinto de destrucción, la cólera, e odio, los celos, etc.

   

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