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La venganza del alcalde

El alcalde de San Salvador Nayib Bukele descargó su ira y frustración política, provocada por su expulsión de las filas del FMLN, despidiendo a empleados que ocupaban algunas jefaturas en la comuna capitalina.

Integrantes del Concejo Municipal de San Salvador del FMLN denunciaron que el alcalde Bukele buscó el apoyo de los concejales de ARENA para despedir a más de 40 empleados vinculados con el partido FMLN.

En un comunicado de la comuna capitalina se lee que los despidos fueron porque eran “cargos de confianza”, y que siendo empleados vinculados a las filas del FMLN, no “confiaba más en su trabajo”.

El alcalde Bukele fue expulsado por el Tribunal de Ética del FMLN, al encontrarlo culpable de dañar o difamar la imagen de la dirección del partido, la del Presidente de la República, y el respeto a los estatutos y reglamentos de dicho instituto político, y, además, por haber agredido física y moralmente a la síndica municipal.

Al hallarlo culpable, el Tribunal de Ética le aplicó la máxima pena: la expulsión.

Es necesario enfatizar, que las expresiones negativas del alcalde Bukele contra la dirección del partido FMLN iban más allá de las críticas que a toda institución se le pueden hacer. En el caso de Bukele no eran críticas, sino ataques frontales contra el partido, con la idea seguramente de que lo expulsaran.

Al día siguiente que el Tribunal de Ética lo expulsa, el alcalde reúne al concejo municipal, y acuerda, con los concejales de ARENA, el despidos de once trabajadores según la comuna.

El alcalde descarga su descontento a la medida disciplinaria de su ex partido contra los trabajadores que él sabía eran miembros del FMLN.

Nos parece condenable la acción del alcalde capitalino, pues, no debió tomar represalias contra trabajadores, independientemente que fueran del FMLN, pues, con ello atentó al derecho que todo salvadoreño tiene a un trabajo, y, lo más grave, afectó a los grupos familiares que dependen de la fuerza laboral de los suyos en la alcaldía.

El alcalde no debió partir de sospechas, sino del trabajo de cada uno de los despedidos. Es decir, si estos no hacían su trabajo, según el compromiso con la comuna, iniciar los procesos de despido, según la ley.

Sin embargo, el alcalde hace los despidos inmediatamente, bajo el argumento que ejercían “cargos de confianza”. Lamentable y condenable la acción de venganza del alcalde Nayib Bukele.

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