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La independencia centroamericana ¿Para quiénes? Parte II

Rodrigo Colorado y Julio Blanco,

Antropólogos

“Quien controla el pasado controla el futuro ahora Quien controla el presente controla el pasado ahora Quien controla el pasado controla el futuro ahora Quién controla el presente ahora?”
Canción Testify de Rage Against the Machine.
La lectura preliminar de los estratos sociales presentados anteriormente posibilita establecer un análisis aproximado a principios del siglo XIX. Los grupos de la clase dominante o minorías poderosas están representados por españoles y criollos que contrastan levemente con otra minoría oprimida representada por los negros y mulatos. El punto de partida para establecer quienes representaban las mayorías está enmarcado entre los ladinos y los indios con un 10 % a favor de los primeros.
Con esta referencia histórica, Marroquín (2000) propone que el movimiento conducido por Delgado, Arce y Lara quienes representan a los criollos insurgentes se caracteriza por olvidar a los cientos de incógnitos, ladinos e indios que fueron verdaderamente los catalizadores de la insurrección. Por consiguiente, la representación de los criollos se refleja en el 2.0 % como minoría.
No obstante, Méndez (1998) critica la posición de Marroquín en definir quiénes fueron los auténticos motores de la insurrección y aclara que dicho perfil estaba exclusivamente empoderado por los líderes religiosos Aguilar, José Matías Delgado, Manuel José Arce y otros parientes de familias de poder económico dominante.  En cierta medida no se puede negar que tanto los Indios como los Ladinos participaron en estos movimientos, pero como objetos y no sujetos en el cumplimiento de preceptos provenientes de las clases poderosas.
¿Fue apoyada la insurgencia de 1811? Los Criollos estaban divididos pues esto también obedecía a conveniencias particulares y regionales debido a que San Salvador no estaba compactado políticamente como bloque político decir, grupos locales apoyaban la independencia mientras otros la rechazaban.
Volviendo al tema de la representatividad del colectivo y habiendo determinado el grueso de las clases sociales, cuatro años previos al Primer Grito de la Independencia, es obligatorio definir los conceptos patria y pueblo.   Grenni (2013) da a conocer que en las revueltas o revoluciones incorporaban el concepto patrio que básicamente representaba un «sector generalmente pequeño de la población: los españoles americanos que usan estos conceptos como una forma de definir sus intereses y distinguirlos así de los españoles peninsulares» (p.147).
La relevancia del uso de estas palabras claves mostraban claramente una acción de manipulación de tipo social el cual conllevaba objetivos de creación de identidades locales partiendo de la diferenciación de los europeos y americanos y análogamente la consecución de sus intereses particulares.
El autor también aclara que en todos estos movimientos era necesario contextualizar palabras como pueblo, plebe, vecinos, vecindario con el objetivo de identificar a «la población que participaba en las revueltas en mayor o menor medida, y quienes representaban y quienes declararon las independencias» (Grenni, p.148).
De ahí que es consecuente delimitar quienes eran los participantes en dichas gestas debido a que al identificar al colectivo en cuestión favorecía a interpretar si dicha representatividad del pueblo realmente existió.
De acuerdo con los escritos históricos reproducidos por los Criollos, las alusiones de la plebe y su participación en las manifestaciones del 5 de noviembre de 1811 en San Salvador reflejaban un claro descrédito (Grenni, p.148). Irónicamente el pueblo es mostrado según la versión oficial de la lectura de las convocatorias firmadas por don Manuel Rodríguez.
Nuevamente requerido el pueblo de si era aquella su voluntad variante dijo: que, sí y para afianzar más su obligación juro solemnemente un ciego obedecimiento a este cuerpo instalado bajo las leyes Municipales, bajo la religión cristiana, bajo la superioridad de las cortes en todo lo justo y bajo en nombre amado de Fernando Séptimo. (Méndez, 1998, p.22) Entonces, la lectura de este extracto define la presencia del pueblo en estos movimientos colectivos; sin embargo, nos detenemos a cuestionar para identificar los sujetos históricos involucrados, qué intereses los motivaba y si eran plenamente representativos del colectivo salvadoreño.
El contexto histórico de la independencia del 15 de Septiembre de 1821.En el contexto histórico en que se desarrolló la independencia en el Reino de Guatemala el 15 de Septiembre de 1821, existieron algunas situaciones políticas administrativas, jurídicas y económicas, que iniciaron la declaración de la independencia de España, por ejemplo L. Villoro (S.f) nos plantea, que la gran mayoría de los puestos administrativos y militares importantes y aun en la carrera eclesiástica eran asignados a inmigrantes peninsulares, es decir, a españoles que llegaban a vivir al Reino de Guatemala.En una misma lógica, el historiador Pelaez (1976), describe la independencia como un hecho que suprimió el gobierno representativo de las clases dominantes españolas, pero fue la implantación del gobierno de una clase colonial dominante. El investigador social Zimmerman (2009), expresa que el Reino de Guatemala responde a las características grabadas por el modo de producción colonial que fue instaurado con la dominación de los indios y de sus tierras. Como podemos observar, este es el contexto histórico que se desarrolla el movimiento independentista.Sin embargo, no podemos hacer un análisis parcial de las relaciones sociales del Reino de Guatemala en el contexto de la Independencia del 15 de Septiembre de 1821, ya que las fuentes primarias en el caso de Meléndez (1971) nos presenta un contexto histórico en donde los Indios eran la clase subalterna y estaban en la primera división del pueblo. Esta clase socio cultural no se consideraba revoltosa  pero fueron marcados como pobres, sin principios, ni costumbres lo que facilitó su participación en el movimiento independentista. En el caso de las otras clases subalternas como lo fueron los Mulatos, siempre fueron del partido de la independencia, por el anhelo y deseo de llegar a igualarse, y poder participar de los honores y distinciones que disfrutaban los Criollos, o Españoles Americanos.Retomando el concepto de larga duración de la historiografia de los Anales y situándolo en el contexto en que se desarrollaron los intereses y aspiraciones ideológicas-culturales de los intelectuales Criollos del Reino de Guatemala, evidenciamos que existe un acercamiento explícito que se refleja en el acta de independencia del 15 de Septiembre de 1821 que expresa que: 1º Que siendo la independencia del gobierno Español, la voluntad gral. Del pueblo de Guat, y sin perjuicio de lo q. determine sobre ella el Congreso q. debe formarse, el Sor. Geje Político la mande publicar pa. Prevenr las consecuencias q. serían temibles en el caso de q. la proclamase de hecho el mismo pueblo». «7º Que tanto, no haciendo novedad en las autorirades establecidas, sigan estas ejerciendo sus atribuciones. Respectivas con arregló  á la Constitución, Decretos, y leyes, hasta q. el Congreso indicado determine lo q. sea mas justo y benefico. 11. Que la religión catolica, q. hemos profesado en los Siglos anteriores, y profesaremos en lo sucesivo, se conserve pura é inalterable, mantendo vivo el espíritu de la religiosidad q. há distinguido spre. á Guatemala, respetando á los Ministros eclesiasticos seculares y regulares, y protegiendoles en sus personas y propiedades». (Meléndez, 1971, págs.243 y 244), los sujetos históricos que sobresalen en la firma de esta acta son: Gabino Gaínza representando al Reino de Guatemala y José Matías Delgado a San Salvador.

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