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LA FORMACIÓN DE UNA FILOSOFÍA PROPIA O SEA LATINO-AMERICANA

AL REDEDOR DE LA DOCTRINA  DEL  SEÑOR  ACADÉMICO HONORARIO DON JOSé VASCONCELOS

DISCURSO PRONUNCIADO EN LA APERTURA DE LOS CURSOS UNIVERSITARIOS DE 1931

Por Francisco Gavidia

De nuevo tengo el honor de dirigiros la palabra, mind a pesar de los escasos recursos oratorios con que cuento, y de nuevo invoco la bondad inagotable del ilustrado público que llena siempre este recinto. El recuerdo de oradores como el ilustre huésped cuya palabra arrebatadora obsede aún nuestros oídos, hace mi labor más difícil. En desquite, Señores, tomaré pié del asunto de su discurso sobre la formación de la Filosofía propia de nuestra raza, que él llama la raza cósmica, que es la Indo-Latina o Latino-Americana. Permitidme recordar, y esto ya toma perspectiva en la lejanía del tiempo, que sobre esta Filosofía Latino Americana se publicó en la revista <<La Quincena>>, un ensayo, modesto por ser mío, cuando se empezó aquí la propaganda de los Altos Estudios. Fué concomitante la aparición de José Ingenieros: aunque en Filosofía adoptó éste la evolución spenceriana y el monismo, en cambio nos dejó una HISTORIA DE LA FILOSOFÍA EN HISPANO AMERICA de lo  más palpitante y para mí su obra maestra.   Es también concomitante la fundación de los Altos Estudios en México, aunque con nombres modestos: ya en que ésto se siente el espíritu de Vasconcelos, que habrá de destacarse en el período de propaganda a que me refiero y que aún no ha terminado. También me complace y es de justicia consignar que el muy digno actual Señor Rector de esta Universidad, a su vuelta de París, dio a conocer por la prensa sus observaciones sobre las Instituciones y Facultades que orientan dichos Altos Estudios. Él ha probado en el gobierno de la Universidad que mantiene vivo el florecimiento de tan hermosas ideas.

LA FORMACIÓN DE UNA FILOSOFÍA PROPIA O SEA LATINO-AMERICANA

La Filosofía no debe considerarse como esas nubes que se forman y se transforman, sin otra consecuencia para el espectador. “Las Nubes”, famosa comedia de Aristófanes, critican, por cierto, la falsa filosofía, y si no hubiesen atacado a Sócrates no serían odiosas. La Filosofía al aparecer propuso el estudio de los elementos: el agua, el fuego, la tierra y el aire. ARISTON MEN HUDOR («Nada hay mejor que el agua» vale la pena decir, «el agua es el origen de las cosas») decía Píndaro, que fue partidario de Thales, el que sorprendió la existencia de la electricidad por el frotamiento del ámbar. Así se anunciaban con sus primeros vagidos, la Física y la Química.
Cuando este estudio llevó a los observadores a la noción de las leyes de las cosas, apareció LA CANTIDAD, en la medida, en el peso, en la fuerza, en la extensión, en la duración, en el movimiento de todos los seres del Universo. Esta nueva Filosofía nos deja, por de pronto, algo ya vulgar pero imprescindible, la tabla pitagórica y el teorema de los cuadrados de los lados del triángulo, rectángulo que representados en valores numéricos, iba a ser una de las puertas de las Matemáticas. Ya la cantidad, como ley de las cosas, es algo de espiritual y metafísico, pero ella no es todo como pensara el ilustre Campoamor; pues es claro que en la sustancia hay además, otras cualidades, tales como la forma, las relaciones el color, y hay el bien y el mal, la belleza y lo disforme; y el principio que todo lo domina, EL DEMIURGOS, será la revelación de otra nueva Filosofía, la Filosofía de Anaxágoras.
En todo sentido que encaminase su espíritu, el filósofo hallaría la Verdad. El progreso era, pues, indefinido. La Ciencia inagotable.
Y sinembargo, este Dios sólo era un Dios en la Naturaleza.
Pero hacía tiempo que el oráculo de Delfos había escrito en el frontispicio de su templo: GNOTHI SE AUTON: «Conócete a tí mismo». Sócrates adoptó este lema. No era ese conocimiento el del hombre material que tan maravillosamente había expresado la Escultura. El mundo interior del hombre, por explorar, era insondable; pero era tan profundo como rico en hallazgos maravillosos: Platón y Aristóteles en esta exploración hallaron todas las Ciencias: LA LOGICA, la METAFISICA, la ELOCUENCIA JUDICIAL que era entonces la RETORICA, las LEYES o CIENCIA JURIDICA, la CIENCIA CONSTITUCIONAL O SEA LAS DOS REPUBLICAS, LAS CIENCIAS NATURALES, en fin hasta algunos cimientos de la POESIA en la POETICA de Aristóteles. Con más amplitud, pero a veces con menos, estas ciencias constituyen el acervo actual de los conocimientos humanos. Esta correlación de la Filosofía con las adquisiciones científicas, me parece una condición, digamos, un lastre, para que los estudios filosóficos no se conviertan en las ya citadas y fatídicas, ociosas y redundantes NUBES de Aristófanes.
Si hemos de ser sinceros y valientes, hemos de decir que todos los sistemas modernos, por admirables que sean en su presentación y sus geniales innovaciones, son la misma FILOSOFÍA GRIEGA. Hasta en lo más audaz de la Mecánica Moderna ¿quién no sabe que inventos como la radiotelefonía y el fonógrafo tienen su base en las leyes de las vibraciones en que está fundada la ESCALA MUSICAL? ¿ES OTRA LA GRADUACIÓN QUE IMPIDE LA CONFUSIÓN DE LAS TRANSMISIONES EN LAS ESTACIONES DE RADIO?
Al llegar aquí debemos tener presente que los antiguos formaron su juicio sobre todas las cosas, según la impresión que producen a primera vista. Su Metafísica fue, como hasta hoy día, un festín celeste, y su inmortalidad las mismas leyes físicas y fisiológicas terrestres en una región en que esas leyes ya no rigen. Pero de entonces acá, la instrucción más elemental conoce la ciencia de las cosas: LA TIERRA NO ES INMOVIL: EL FIRMAMENTO NO EXISTE: TODO SE MUEVE NO EN UNA SINO EN VARIAS TRAYECTORIAS: NUESTRA VISIÓN DE LAS COSAS ES LA QUE QUIERE EL ESPIRÍTU, QUE EN LA EVOLUCIÓN NATURAL SE HA FORMADO LOS ORGANOS DE PERCEPCIÓN QUE LE SON ADECUADOS, COMO EL OBSERVADOR SUS LENTES Y MICROSCOPIOS, BALANZAS, MICROFONOS, etc. Por lo que hace a la materia inmediata, sus simples son muy conocidos; estos simples tiende a transmutarse, en la ciencia, en el sólo HIDROGENO. Los iones, los electrones y los positivos al rededor de que giran, tienden también a transmutar la materia en simple FUERZA. La fuerza! Pero la fuerza, como la cantidad, como el espacio, como el tiempo, como la atracción, como el movimiento que todo lo explican, son inexplicables ellos mismos.
¿Son atributo de qué ser? Un sentimiento religioso se apodera del filósofo y sólo los grandiosos símbolos de la POESÍA prestan un firme asidero y punto de reposo a las ya fatigadas alas del espíritu humano.
Queda, pues, establecido, que la Filosofía, hoy día debe empezar en las conclusiones que la Ciencia ha declarado firmes. De este modo el mundo del espíritu está abierto a las aspiraciones del ser, antes atribulado, a quien llamamos HOMBRE: allí, a falta de las forma del mundo material que la misma Ciencia ha desvanecido, aparecen las de otro modo pero más durables, de los desvanecido, aparecen las de otro modo pero más durables, de los símbolos de sus propias ideas. Las Bellas Artes le ofrecen la plástica en que modela su sensibilidad. Las Ciencias Morales y Políticas le dan máximas leyes que resuelven las antinomias que le ofrece el mundo externo. Las Ciencias Naturales y la Mecánica le entregan la Creación como una hermosa esclava; y la Poesía, en la epopeya, en el drama, en la lírica, le ofrece uno y otro mundos, el espiritual y el material, en símbolos imperecederos, que contienen esas razones evidentes, y esas aspiraciones eternas, que son para él un título a la inmortalidad y un derecho para el conocimiento de Dios, supremo Bien, suprema Belleza, suprema Verdad.
Detengámonos más en el objeto de esta ciencia, que es el hombre mismo. Hecho el resumen de todos los esfuerzos de la Filosofía, primero  por Aristóteles y después  por los escolásticos y los modernos, se ha obtenido este resultado: que el hombre tienen tres facultades: EL ENTENDIMIENTO: EL SENTIMIENTO: Y LA VOLUNTAD. La Edad media contaba tres potencias: MEMORIA: ENTENDIMIENTO Y VOLUNTAD. Claro es que ese encasillado tiene su objeto. En la Edad Media la Memoria daba la premisa. Por ejemplo: El Profeta Samuel ungió rey a Saúl, a nombre de Dios. El Entendimiento entonces formaba los silogismos; luego se debe a urgir a los reyes; luego mandan a nombre de Dios; luego son de poder divino; etc.; etc.; etc.
La Filosofía Moderna ha puesto en primer lugar el ENTENDIMIENTO. Él es una antorcha: debe pues, alumbrar el camino. Pero este encasillado de facultades ¿no os parece estrecho? ¿Está en él todo el hombre? Yo hablé de esto en el Curso Breve que dicté en esta Universidad.  Permitidme resumir nuestra discusión de aquel tiempo.
Los pueblos, dijimos, tienen un período prehistórico, en que están lejos de usar los silogismos. A estos hombres de la edad de piedra debemos el trigo y el ganado, que se hallan en los KIOKENMODINGUEN o comidas que se encuentran en las grutas y entierros prehistóricos, o esculpidos en los grabados rupestres. ¿Qué facultad se aplicó en la cultura del trigo? Era algo como la ADIVINACIÓN primitiva; algo como la SUBCONCIENCIA moderna. Llamémosla provisionalmente LA APERCEPCIÓN.
Pero controlémosla por los métodos de observación modernos. Los de la evolución creadora decían: «Para nadar, echarse a nadar». No era eso, sinó “Echarse a volar “. Eso hizo Santos Dumont. ¿Cuánto tiene nuestra Centro América en productos precolombinos, inscripciones, ornamentación y ciencia verdadera que no menciona el texto de Filosofía. Pues también, antes que el Silogismo y los Diálogos de Platón, existían los POEMAS DE HOMERO. Son la abstracción de todo el mundo representado en acción, en una figuración ideal, que permite estudiarlo sin temor de persecuciones religiosas, políticas, sociales ni de ninguna otra clase. El gran Platón, orgulloso de sus métodos, desterró a Homero de su República. La posteridad ha hecho justicia. ¿Con qué facultad son edificados aquellos grandes poemas? A fin de estar a tono con la Ciencia, llamemos a esa facultad, LA ABSTRACCIÓN.EL SENTIMIENTO son los efectos  de orden moral: amor de familia; amor patrio; etc. Acepto está definición jurídica LA SENSACIÓN, concierne a lo fisiológico. LA SENSIBILIDAD concierne a la Estética, sea personal, sea en las Bellas Artes. Esta lucha con la IMAGINACIÓN  que ejerce sus dominios en el mismo imperio. Pero son cuatro facultades distintas. La facultad de operar con el cálculo procede por ecuaciones o igualdades y por complejos aumentos y disminuciones; mientras que el Entendimiento procede por el género, la especie y el individuo. La facultad del cálculo se llamará LA MATEMATICA. Le daremos de nuevo, alto puesto a la MEMORIA. EL ENTENDIMIENTO, si somos reflexivos, se dividirá. EN DEDUCTIVO para las Ciencias a «PRIORI», e INDUCTIVO PARA LA CIENCIAS DE LA INVESTIGACIÓN, HONRA DE NUESTRO TIEMPO. Permanecerá LA VOLUNTAD como la facultad en que descansa el mundo moral. No temo haber dejado confusiones o prolijidades, porque ¿no es mucho peor  que la Edad Media no haya conocido LA INDUCCIÓN que ha creado la Ciencia Moderna, por exceso de sintetismo? En fin, ya estudiadas estas facultades por decirlo así, fortalecidos, abriremos la puerta al progreso, a la Verdad, al Bien, a la Belleza, con aquella facultad que asistía al creador de la Epopeya, cuando invocaba a un poder desconocido pero amable. Sea la Musa de Homero que también la llama Thea, sea la oración de las religiones, sean la visiones de Santa Rosa de Lima o de la escritora mística de Ávila, sea en fin la Hipótesis, con que se abren paso los inventores científicos, es indudable que el alma humana necesita la facultad de la INVOCACIÓN. ¿Pero nos darán el derecho los poetas, de usar, en pleno tecnicismo, de esa misteriosa palabra?
Debemos, en conclusión, considerar por qué se dice que hay una Filosofía francesa, escocesa, inglesa o alemana. Una es la Verdad; pero sus aplicaciones tienen relación con el objeto a que aplican. La Libertad que usa un periodista se ejerce en las industrias de modo diverso. El pueblo que tiene Filosofía propia, ha visto en la gran legislación del espíritu cuánto le conviene: unos han aconsejado imitar la evolución natural, porque son poderosos y rinden parias a la ley de la fuerza; otros han proclamado los principios más altos del espíritu porque ellos informan su gloriosa historia; otros han enriquecido al individuo con ambas concepciones, escondiéndose, como el buzo en la escafandra, en un tecnicismo difícil, para no luchar de frente, con instituciones antiguas y poderosas. ¿Qué hará, pues nuestra joven América? ¿Qué razón de ser tienen y cómo sería aplicada la Filosofía Latino Americana que hemos procurado antes dejar esbozada? Nosotros necesitamos darle valor a nuestra herencia. Hay una ciencia Centro- Americana admirable. La Ciencia del tiempo: la Cronología. ¿Qué son esos meses que usamos de 28, 29, 30 y 31 días?
Las doce lunaciones indias son los verdades meses; son los meses, son los meses griegos, los meses adoptados por la Iglesia. El Sol llega al punto de partida cinco días después de la Luna. Esto hace 365 días del año. ¿Pero porqué un año de 366 días? Luego a los años anteriores han faltado seis horas? La estrella Venus corrige estas fracciones formando período de cinco revoluciones synodales suyas, equivalentes a ocho años solares. Así la medición del tiempo que tiene por cronómetro a los mismos astros, es más económica, financieramente hablando, que cualquiera división arbitraria. Sin una palabra de protesta hemos dejado desplazar el cacao, trasplante del Soconusco, cantado por Moratín; la grana y el añil, afrentados por las innobles anilinas; y el bálsamo se ha defendido por su exclusiva producción en la costa de su nombre.
Una Filosofía que diese valor a la APERCEPCIÓN habría inspirado protestas al dogmatizado agricultor. Hoy mismo ¿no se le ocurre a sus 80 años, (él nos prometió llegar a los 150) cuando está nombrado heredero por concurso, en vez de buscar la comunicación, que también ofreció, de ultratumba, por medio de las vibraciones radiotelefónicas, no se le ocurre la fabricación sintética del caucho, que tendrá el acabado de las anilinas, al millonario inventor Mr. Edison, quitando el pan de la boca a los dogmatizados americanos? Yo admiro su mecánica; pero la escala musical, que nos dio tiempo ha, las leyes de las vibraciones, y que es lo admirable y sublime, en esos inventos, ya se dijo antes que es una gloria de los griegos.
La América debe reflejarse en el poema, en la epopeya, en el teatro: pues cultive la abstracción. Tenemos un bello alfabeto que no se pronuncia: pues debe hablarse como se escribe para que después se escriba como se hable; es decir, con buena ortografía. Debemos reconquistar los pneumas o espíritus que obligan a reponer al que habla, el aire que robamos a los pulmones en sus funciones vitales. El cineparlante, que puede llegar a ser un teatro de veras, los textos científicos, los cables, exigen desescombrar el romanismo con su idioma universal que es una joya para todos los pueblos civilizados. Las Matemáticas y la Mecánica dan el poder a dos o tres naciones. Antes el gran Geómetra del Universo tenía en la mano un Triángulo. Hoy que el espacio es incurvo, el Demiurgos sostiene una Esfera. Ella es la unidad: su radio a la 10.000.000 ª nos da los logaritmos: hecho diámetros contra-opuestos, nos da las coordenadas, con los senos por abscisas y los cosenos por ordenadas. Sería tarea muy larga descomponer la Esfera; pero es muy sencillo y claro y así dotaremos al pueblo de la Mecánica que es llave de su engrandecimiento. También le daría yo al Hombre de Latino-América las 3.000 palabras que Oxford exige que sepan sus titulados. Señores, la Democracia ha revestido en la Historia diversos grados de adelanto. Las hubo ignorantes y despreciables como Beocia. Pero la Democracia que ha vencido a todas las Monarquías y educado a los pueblos, es la Democracia de Pericles. Este antecedente es de capital importancia para la Filosofía de la América Latina.
Tampoco cerraremos este asunto, con coronarlo con su unidad, que es la idea del SER SUPREMO. La mano del escultor, del pintor y del músico, tiene así como impresión del dolor o del placer, en su caso, la sensación de las nobles emociones de que esas bellas artes y el artista la hacen intermedio y agente adiestrado y prodigioso, pero ella, esa mano maravillosa, completa su sentimiento y su vida y adquiere la plenitud de la conciencia, cuando unida, como parte de un todo, al alma del artista, goza esas altas emociones que no puede experimentar por sí sola. Digamos, modestamente, que la humanidad, que el hombre, individualmente, es la mano de Dios sobre la tierra.

He dicho.

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