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La cantidad enorme de dinero Que cuesta el ser pobre

Renán Alcides Orellana

Cuando el poeta César Vallejo cerraba uno de sus excelentes poemas con el verso-sentencia: la cantidad enorme de dinero que cuesta el ser pobre, pharmacy sin duda cuestionaba situaciones personales de antes y premonizaba, treatment a corto y largo futuro, generic algunas muy frecuentes en el mundo de hoy.

El verso-sentencia del poeta, aunque parezca contradictorio y sin  sentido, aplica a quienes, aun viviendo en la opulencia y derrochando el dinero a manos llenas, sufren total pobreza -pobreza extrema- por su insolvencia moral y espiritual. Son los nuevos ricos, herederos del dinero fácil. Afortunadamente, nada que ver con el ser y quehacer de personas laboriosas y humildes, tampoco de aquellas que, por herencia o por trabajo honrado, son dueñas de grandes posesiones, ajenas al dinero fácil.

Esta sabia expresión del poeta Vallejo debieran tomarla especialmente, como medida preventiva, algunos políticos de nuevo cuño, quienes, engolosinados por el poder y el dinero, vilmente meten la mano en los escasos bolsillos de la cosa pública. ¿Cómo no pensar que, a la corta o a la larga, aunque parezca trillada se hará realidad la frase “nada hay oculto bajo el sol”?; o la otra “todos los nunca se llegan”? ¿Y qué pasará cuando llegue el dedo acusador, implacable e inevitable, de la justicia? ¿Y qué entonces, de la familia y su dignidad y honor caídos?

 Muchos ex presidentes de naciones pasaron a ser, de la noche a la mañana, nuevos ricos y despilfarradores del dinero ajeno. Ningún invento, tampoco mala intención al mencionarlos, puesto que han sido y son casos de divulgación y conocimiento públicos, a nivel mundial. Sin siquiera salir de Centroamérica, cada uno de sus países tiene, por lo menos, a un ex presidente cuestionado, perseguido o preso por corrupción. Para ejemplo hasta ahora, los Portillo, los Flores, los Alemán, los Rodríguez… (así con artículo en plural, porque de seguro no actuaron solos)… son ahora, o bien personas en libertad, pero acaso llevando a cuestas el calificativo de ex presidentes sin dignidad; o bien, en el peor de los casos, rumiando su “miseria moral” en una prisión. Los primeros, quizás conservan los millones que lograron “rescatar”, después de una amañada “absolución” política o penal, que ahora les quema las manos. Los segundos, si acaso cuentan todavía con algunos millones amañados ¿de qué les pueden servir ahora, ahí tras las rejas?

Pero, la advertencia vale también para otros niveles de poder. Los mandos medios son también proclives a sucumbir ante las tentaciones del arca abierta. “En arca abierta, el justo peca”, dice la voz popular. Y las arcas oficiales siempre se ofrecerán abiertas para el funcionario ambicioso, que “ordena” sin posibilidades de ser desobedecido. Porque, ay! de quien desobedezca y, peor, si lo denuncia, porque  se le revertirá el castigo, por desobedecer una orden superior. Cuantas personas honradas en su vida socio económica anterior, ahora, en medio de proyectos de mucho dinero, les resultan tentadoras las cifras y, cegados por la ambición, no reparan en la segura “pobreza” (moral) que les espera, a pesar de los millones que pudiera reportarles la “movida”.

Oportuno es meditar siempre sobre el verso-sentencia del poeta Vallejo, pero especialmente ahora que nuevos funcionarios van al también nuevo gobierno. Es la oportunidad para que, al final de su período, su mayor satisfacción sea haber ejercido el cargo con calidad y transparencia; pero, sobre todo, con manos limpias y con los saldos justos a su favor, adquiridos por derecho propio. Será su mayor riqueza, contra la inevitable pobreza que da la riqueza mal habida. (RAO).

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