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Israel anuncia 3.000 viviendas de colonización adicionales en Cisjordania

Por Joseph Dyke/Laurent Lozano

Amona, Territorios Palestinos/Jerusalén/AFP

Israel anunció la construcción de 3.000 viviendas adicionales de colonización en Cisjordania ocupada, en la cuarta medida de ese tipo en menos de dos semanas tras la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca.

Israel empezó el miércoles la evacuación de una emblemática colonia en Cisjordania pero anunció en compensación la construcción de nuevas viviendas en este territorio palestino ocupado, en la cuarta medida de este tipo tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Desde la investidura del nuevo presidente estadounidense el 20 de enero, Israel anunció la construcción de más de 6.000 viviendas en Cisjordania y Jerusalén Este, ocupadas y anexada.

Los 3.000 nuevos asentamientos anunciados el miércoles de madrugada parecen ser una concesión adicional a los partidarios de la colonización, coincidiendo con el inicio de la evacuación de Amona, una colonia objeto de un álgido debate en Israel.

«el ministro de Defensa Avigdor Lieberman y el primer ministro Benjamin Netanyahu decidieron autorizar la construcción de 3.000 nuevas unidades de vivienda en Judea-Samaria», nombre que dan los israelíes a Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, anunció el ministerio de Defensa en un comunicado publicado la madrugada del miércoles.

Desde la investidura de Trump el 20 de enero, Israel había avanzado en la construcción de viviendas definitivas en tres barrios de colonización de Jerusalén-Este ocupada y anexada, y luego la edificación de 2.502 viviendas en Cisjordania.

El jueves pasado, en un tercer anuncio, la municipalidad israelí de Jerusalén había dado su aval a la construcción de otras 153 nuevas unidades de habitación, según ella congeladas por presión del Gobierno de Barack Obama.

Cientos de policías estaban apostados, aparentemente desarmados, en lo alto de la colina en la que se encuentra la colonia de Amona, cerca de Ramala, para evacuar a los entre 200 y 300 residentes.

La batalla política y legal que gira en torno a Amona desde hace varios años termina con su demolición, una decisión tomada por el Tribunal Supremo israelí que la juzgó ilegal desde el punto de vista del derecho israelí al estar construida en tierras privadas palestinas.

Los 200 o 300 habitantes, que han vivido casi siempre allí, han rechazado hasta ahora abandonar el lugar. Según ellos, toda Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, pertenece a la tierra bíblica de Israel.

‘ Triste y enfurecida’

Rivka Lafair, de 19 años, nacida en Amona, está «triste y enfurecida». «Los destructores del pueblo judío están su mismo interior», dice en alusión al gobierno. Ella y su marido quieren quedarse hasta el final, pero por ahora no saben dónde irán.

La mayoría de los residentes, que viven en varias decenas de casas prefabricadas convertidas en viviendas permanentes, prometieron resistir, pero sin violencia.

El martes por la noche, un grupo de jóvenes consiguió cruzar los controles policiales para oponerse a la evacuación.

Las fuerzas de seguridad no encontraron sin embargo resistencia, salvo algunos jóvenes que les lanzaron piedras.

Moti Yogev, diputado de la mayoría y uno de los más fervientes defensores de los colonos, quiso tranquilizar a los habitantes: «Sí, Amona será destruida pero vamos a construir 3.000 viviendas», dice este miembro de Hogar Judío, socio de la coalición gubernamental de Benjamin Netanyahu, una de las más conservadoras de la historia de Israel.

Carcomiendo a Palestina

Aunque las autoridades israelíes no han tenido más remedio que evacuar Amona, están aprovechando la nueva situación favorable con la llegada de Trump a la Casa Blanca para multiplicar sus medidas de colonización.

«Construimos y seguiremos construyendo», prometió el primer ministro, Benjamin Netanyahu. Según él, la presidencia de Trump constituye una «oportunidad formidable» tras las «enormes presiones» del gobierno de Obama.

«Entramos en un período de regreso a la normalidad (en Cisjordania) y aportamos la respuesta pertinente a las necesidades cotidianas de la población», declaró en un comunicado el ministerio de Defensa, que ejerce autoridad sobre el territorio.

La comunidad internacional y los palestinos no dejan de estar preocupados por esta ráfaga de anuncios. Sin embargo, mientras que el gobierno de Obama había criticado e intentado frenar lo más posible la colonización, el de Trump, de momento, se ha mantenido en silencio.

Nabil Abu Rudeina, portavoz de la presidencia palestina, denunció una «campaña feroz de colonización israelí que viola el derecho internacional». La dirección palestina lanzó una serie de consultar urgentemente, dijo. También instó a la administración estadounidense a que frene esta política que busca «destruir el proceso de paz».

Las colonias, implantaciones civiles israelíes en los territorios palestinos ocupados, son ilegales con respecto al derecho internacional. Una gran parte de la comunidad internacional las considera como una obstáculo mayor a la paz entre israelíes y palestinos, meta distante desde hace décadas.

El gobierno israelí niega que sean la causa del retroceso de los esfuerzos de paz.

Unos 400.000 colonos israelíes conviven a menudo en conflicto con 2,6 millones de palestinos en Cisjordania.

La expansión de las colonias, política mantenida por todos los gobiernos israelíes desde 1967, va carcomiendo progresivamente el territorio de Cisjordania y amenaza con volver imposible la creación de un Estado palestino independiente que coexistiría con Israel, la solución internacional de referencia para poner fin al conflicto.

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