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Irán prueba nuevos misiles en plena escalada de tensión con Estados Unidos

Por Stéphane Barbier

Teherán/AFP

Irán llevó a cabo este sábado unos ejercicios militares con misiles, deteriorando las ya pésimas relaciones con Estados Unidos, que desde la investidura de Donald Trump multiplica las declaraciones hostiles contra su enemigo histórico.

Irán es «el Estado que más apoya el terrorismo en el mundo», afirmó este sábado el nuevo secretario de Defensa, James Mattis, durante una visita a Tokio.

Los ejercicios militares tuvieron lugar en la región de Semnan (noreste), un día después de que Estados Unidos impusiera nuevas sanciones a Irán en respuesta a un disparo de prueba de un misil balístico el 29 de enero, que enfureció a la administración estadounidense.

Según los Guardianes de la Revolución, el cuerpo militar de élite iraní, estas maniobras tienen como objetivo mostrar «la total preparación para hacer frente a las amenazas» y a «las sanciones humillantes» adoptadas contra Irán.

Durante los ejercicios se iban a probar diferentes sistemas de radares y misiles de fabricación local, así como centros de mando, según Sepahnews, la página web de los Guardianes de la Revolución.

La lista de misiles utilizados, según la lista publicada por Sepahnews, muestra que se trata de artefactos de muy corto alcance (75 kilómetros).

Teherán afirma tener varios tipos de misiles, incluso de largo alcance (2.000 km) capaces de llegar hasta Israel, enemigo jurado de Irán, que no reconoce su existencia.

Advertencia iraní

«Si el enemigo comete un error, nuestros misiles caerán encima de él», advirtió el general Amir Alí Hajizadeh, comandante de la división aeroespacial de los Guardianes de la Revolución, citado por la agencia Tasnim.

Las tensiones entre Irán y Estados Unidos, que rompieron sus relaciones diplomáticas un año después de la Revolución Islámica de 1979, se acentuaron brutalmente tras la investidura de Donald Trump el pasado 20 de enero.

Poco después del anuncio de las nuevas sanciones, el gobierno iraní replicó afirmando que actuaría «de forma recíproca» e impondría «límites legales a ciertos individuos y empresas estadounidenses que desempeñaron un papel en la creación y apoyo de grupos extremistas terroristas en la región».

La reciprocidad contra ciudadanos estadounidenses ya fue aplicada tras la decisión de la administración Trump de prohibir la entrada a Estados Unidos a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, entre ellos Irán.

Esta medida, calificada de «insultante» y «vergonzosa» por Teherán, fue temporalmente bloqueada el viernes por un juez federal estadounidense.

Gran adepto a Twitter, Trump ha multiplicado en su cuenta los ataques contra Irán. En el último de ellos lo acusa de «jugar con fuego».

Pese a esta tensión, el ministro de Relaciones Exteriores iaraní, Mohamad Javad Zarif, afirmó que su país «no estaba impresionado por las amenazas» y «no desencadenaría jamás una guerra».

‘Misiles defensivos’

El primer viceprimer ministro iraní, Eshagh Jahangiri, denunció el sábado las «declaraciones trilladas» venidas de Washington, y agregó que si se habla «respetuosamente» con Irán, «los problemas pueden resolverse mediante las negociaciones y el diálogo».

En cambio, Irán se niega a renunciar a lo que considera su derecho soberano de probar misiles que porten armas «convencionales» y no nucleares, únicamente destinadas a la defensa de su territorio frente a sus «enemigos».

El jueves, el general Hosein Salami, número dos de los Guardianes de la Revolución, afirmó que Irán no solo proseguiría su política sino que la acentuaría. «El número de misiles de Irán, de buques de guerra, de lanzamisiles de defensa aumenta cada día.

Teherán recuerda frecuentemente la guerra Irán-Irak (1980-1988) durante la cual el régimen iraquí utilizó armas químicas en territorio iraní, para justificar la utilización de «misiles defensivos».

Aunque Trump ha cumplido sus amenazas de endurecer la posición de su país frente a Irán, todavía no ha atacado el acuerdo internacional que la República Islámica alcanzó en 2015 con Estados Unidos y otras cinco grandes potencias sobre su programa nuclear, y que el nuevo presidente ha criticado con virulencia.

Este acuerdo permitió al constructor estadounidense Boeing firmar con Irán un gran contrato para venderle 80 aviones. El mercado iraní interesa también a empresas norteamericanas del sector petrolero y gasífero.

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