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Ciudad de Guatemala/AFP
Con plegarias al Ajau, el creador, y un altar de fuego avivado con velas de colores y resinas de árboles, indígenas guatemaltecos conmemoraron los 20 años del final de la guerra civil que desangró el país entre 1960 y 1996.
Bajo una intermitente llovizna, un centenar de sacerdotes y líderes mayas, junto con funcionarios de gobierno, recordaron las dos décadas transcurridas desde el alto definitivo al fuego.
«Ante las energías del gran creador pedimos que podamos encontrar la paz real», dijo a la AFP Florinda González, de 40 años, guía espiritual del pueblo Kaqchikel, durante la ceremonia en el sitio arqueológico Kaminal Juyú, en el oeste de la capital, celebrada el jueves.
La Comisión de la Verdad auspiciada por la ONU concluyó en 1999 que la guerra entre el ejército y cuatro facciones guerrilleras de izquierda dejó 200.000 muertos o desaparecidos, sobre todo en zonas indígenas en el oeste y norte de Guatemala.
El informe de esa comisión responsabilizó a las fuerzas del Estado de la mayoría de masacres y violaciones a los derechos humanos cometidos durante el conflicto.
«Han transcurrido 20 años de los acuerdos de paz pero hemos visto cuestiones de estancamiento y rezagos, y específicamente los derechos de los pueblos» nativos, agregó durante la ceremonia Pedro Ixchop, un sacerdote maya-k’iche’ y dirigente indígena.
Guatemala tiene 22 grupos étnicos de origen maya, además de los pueblos garífuna (afrodescendientes) y xinca que representan 40% de sus 16 millones de habitantes, según estimaciones oficiales.
Rigoberto Casasola, subtitular de la Secretaría de la Paz, explicó a la AFP que una de las tareas pendientes después del fin del conflicto armado es llevar el desarrollo a las zonas indígenas, donde la pobreza en algunas comunidades llega a 80%.
Para completar la conmemoración del alto al fuego, el presidente Jimmy Morales encabezará un acto en el Palacio Nacional.
En el centro de Ciudad de Guatemala convergieron marchas que rechazan procesos judiciales contra militares retirados por crímenes de guerra, y uno de los excomandantes guerrilleros, César Montes, dirigió una protesta para exigir el cumplimento de los acuerdos alcanzados en 1996.
A 20 años del fin de la guerra civil, Guatemala también enfrenta una ola de violencia que deja unas 6.000 muertos al año, la mitad de los crímenes atribuidos al narcotráfico y las pandillas.
Vive también una inédita lucha contra la corrupción liderada por la Fiscalía y una comisión antimafias de la ONU que el año pasado puso fin al gobierno del presidente Otto Pérez (2012-2015), ahora en prisión preventiva señalado de dirigir una estafa multimillonaria en las aduanas.
