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Miguel Ángel Dueñas Góchez*
En estos días que se celebra el fin de año, aparecen ofertas y promociones que vemos en la TV relacionadas a la separación del género masculino (carros, súper héroes, etc.), y femenino (muñecas, utensilios de cocina o limpieza de casa, etc.); actualmente, la tecnología ha avanzado tanto que las muñecas les dicen mamá a las niñas y hasta piden que se les cambie pañal, se les dé biberón, etc. Tanto es el afán de estas personas comerciantes donde impera la obligación hacia la mujer de verla como instrumento de procreación, no productiva, como alguien que no tiene un proyecto de vida, llegando al colmo en sus publicaciones de decir “sé una madre pequeña”. Esto último también es utilizado por los depredadores sexuales de niñas para abusarlas, donde las leyes también están en complicidad con el patriarcado al darle 40 años a una niña o mujer que tuvo un aborto espontáneo por algún padecimiento, ya sea cáncer u otro problema desarrollado en el momento de la gestación, ya sea porque su cuerpo no estaba preparado para parir u otra causa, mientras que para el violador solamente se le condena a 8-10 años, con la salvedad que puede unirse con esa niña violada para seguir abusándola en “sagrado matrimonio”, o unión conyugal como es llamada.
De acuerdo a lo antes expuesto, la agrupación por la despenalización del aborto expone: que en nuestro país la violencia sexual contra las mujeres, y mayoritariamente contra niñas, es abrumador. Muchas de estas víctimas además se ven obligadas a tener hijos e hijas de sus violadores, que en gran cantidad de casos son también sus padres, hermanos, tíos o abuelos. Una de cada cinco niñas de 10 a 12 años, que en el año 2012 experimentó parto, tuvo su primera relación sexual con un familiar. Esto no es ningún secreto, los datos están a disposición de cualquiera que desee verlos.
Por lo tanto, si el 53.5 % de la población salvadoreña son mujeres, y de acuerdo al Código Penal de 1998 está prohibida toda forma de aborto, el Órgano Legislativo tiene una deuda pendiente y las leyes deben responder a la mayoría, que son las mujeres, siendo un tema de nación.
* Lic. en Relaciones Internacionales.
