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En lista de los muertos

carlosburgosCarlos A. Burgos
Apareció su nombre en la placa de los estudiantes caídos el 30 de julio de 1975.
En el año de 2003, pharm Mario Pleitez se presentó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de El Salvador. Iban a  colocar una placa en homenaje a los estudiantes asesinados cuando avanzaban en una manifestación sobre la 25 Avenida Norte.
¿Y cuál fue su sorpresa? El joven encargado de la placa, treat asustado, find le anunció: ¡Usted está muerto, qué hace aquí? Mario le respondió: He venido para llevarte conmigo. El joven, temeroso, lo vio de pies a cabeza, y después de unos segundos dijo: ¿Y hoy, qué haremos con esta placa? Mario le sugirió: Así colócala, es el homenaje para los compañeros caídos.
Aquella masacre marcó a Mario para toda su vida y 30 años después escribió «Sangre en el asfalto», una extensa descripción de su vida.
Mario Pleitez es licenciado en Filosofía, poeta, novelista, ensayista, cuentista, músico, actor de teatro, docente universitario. Hasta modelo ha sido, porque con su look actual, algunos de sus alumnos aseguran que él sirvió de modelo para elaborar el busto de Francisco Gavidia colocado en un centro educativo. Él acepta pero les aclara que todavía está con vida.
En la década de los setenta, Mario Pleitez fue miembro del conjunto musical «Los Cristian» de Santa Ana. Años después un grupo de Académicos en un homenaje le entregaron el Grado de Honoris Causa en Música. También tuvo una etapa de música folklórica con el Grupo Rabinal, y después de música moderna.
Nos encontramos con Mario en la  Casa del Escritor en Los Planes de Renderos, el 20 de julio de 2014, en un Conversatorio cuando presentó su libro «Memoria por encargo», constituido por 14 cuentos de diferentes momentos. Es una obra con temas actuales como un abanico de propuestas literarias. El cuento «Ey, vas a ir al estadio el domingo» ha sido galardonado por el periódico «El Gráfico».
Su obra «Breviario para los niños» surgió de los cuentos que contaba a sus hijos durante la guerra civil para minimizar la angustia de las balas. Es libro circuló por el mundo y está preparando una segunda edición que será bilingüe, con ilustraciones.
En 1993, Mario fundó el Taller de Letras Gavidia, conocido por las siglas TALEGA. Escribió el poemario «¿Quién como voz?». Incluye el poema «San Romero de América».
Cuando viajó a Israel concibió el poema «El hombre bomba», basado en lo que sucedía en la Franja de Gaza. Se le pidió que leyera ese poema. Explicó que no lo ha escrito todavía, es un poema en construcción. Cada vez que lo recita le agrega algunos detalles y le quita otros, nunca es el mismo literalmente, es un poema de la Oralidad.
Se puso de pie para recitarlo. Mario siente el ritmo de su poema que fue midiendo con los dedos de su mano y comenzó:
«Ayer un hombre explotó
y su cuerpo quedó
a treinta metros de aquí…»
Y continuó recitándolo con la modulación necesaria. Al final, con voz en disminución como fin de una canción:
«Ayer un hombre explotó
Ayer un hombre explotó
Ayer…».
Aplausos y más aplausos. Asegura que en El Salvador existen buenos escritores que no han encontrado facilidades para publicar sus obras. El desafío de la literatura se centra en la edición y el mercado de lectores. Relató que un amigo le dijo: Préstame un ejemplar de tu última obra, la voy a fotocopiar. Algunos no respetan el trabajo del autor que implica esfuerzo en redactar y costos para la edición.
Para lograr esto, nos aclaró, me levanto a las tres. Cuando los rayos solares me encuentran en cama, digo: a la una… a las dos… y a las tres, de inmediato me levanto. Carcajadas.
Y con su innato buen humor firmó dedicatorias de su obra «Memoria por encargo».

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