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El Comandante Elmer del END, y un oficial ONUSAL, supervisan las armas de apoyo recién entregadas.

En el 2016 debemos recuperar territorios en correspondencia con el Gobierno de nuestro Presidente Salvador Sánchez Cerén

Por: Oscar Martínez
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Saúl Rosa, no rx un líder nato, stuff con cualidades organizativas y comunicación con la gente nos relata sus vivencias como uno de los Comandantes Guerrilleros de las Fuerzas Armadas de Liberación Popular (FAR-LP), store del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC-FMLN), en la zona de San Vicente, en donde paso de ser Comandante Guerrillero a Alcalde Municipal.

Saúl Rosa es una de las personas que se incorpora a la organización de la lucha del pueblo en San Sebastián, San Vicente, al ser contactado por los hermanos Chepe Alvarado, conocido como Cristóbal, y Miguel Alvarado, en los años de 1976, fecha de inicio de un trabajo, una organización base que permitió incorporarse a la guerra de guerrillas en Cerros de San Pedro en los años ochenta.

Por sus habilidades y conocimientos natos se le facilitó asumir con responsabilidad las actividades de organización y en esas jornadas andaba cuando choca con un retén de los “chaneques” en Ilobasco, que burla fácilmente al caminar junto al resto de personas con mucha serenidad que marca el fin del trabajo abierto y el inicio del trabajo en la clandestinidad, la lucha armada y el abandono de todo vínculo para salvaguardar la construcción del trabajo que iniciaban a impulsar en la zona de San Vicente para preparar las condiciones logísticas y de expansión para participar en la Ofensiva Final del 10 de Enero de 1981.

En esos momentos iniciales y difíciles se tenían carabinas, checos, pistolas y explosivos caseros, pero lo más que se tenía era la voluntad de las personas de participar en la lucha, afirma el Comandante Elmer.

El desarrollo de la Ofensiva demostró que militarmente no se estaba preparado para enfrentar un ejército bien armado; pero también demostró que la disposición de la gente con su moral fue determinante para que se continuara con la lucha, aunque no se puede negar que el estar bien armados incide en la moral del combatiente.

En esos días el crecimiento de la organización partía del contacto directo y del hablar cara a cara con la gente para que se apropiaran del mensaje que como PRTC le queríamos transmitir a esa gente que vivía en haciendas, por eso es que el trabajo se hacía a nivel de los hacendados y del colonato, como un medio de garantía de la organización a partir del diagnóstico de cada persona para identificar de sus intereses personales que debían combinarse con los intereses colectivos inmersos en sus realidades sociales.

La realidad de la población se reducía a la vida de las haciendas, por ello era necesario trabajar a los hacendados y a los colonatos que dependían del trabajo de la hacienda, por ello era que se trabajaba al hacendado y al colono, para poder mantener esa relación laboral porque el colono necesitaba del trabajo y el hacendado se le era fácil deshacerse de ellos; pero con el trabajo organizativo se garantizó esa relación laboral sin sacrificar la organización con base a la concientización de la realidad de cada persona, pues el colono solo tenía una parcela, su puesto de casa y dos tareas para cultivar su milpa, contrario al hacendado que vivía en otras condiciones materiales que fueron respetadas por el PRTC a cambio de que el hacendado colaboraba y así garantizamos la organización social.

Esa forma de organización social de diferentes sectores que tienen diferentes condiciones de vida permite avanzar para ir fortaleciendo las diferentes formas de organización y participación, “no hay que olvidar que solo con la organización de los que estamos jodidos se sale adelante”, necesitamos de todos para salir adelante.

En estos días de tiempos de paz el Partido FMLN debe tener claridad de la definición de las alianzas sobre aspectos comunes de los diferentes sectores del pueblo o en temas concretos que busquen soluciones que transciendan las coyunturas electorales que contribuyan a alcanzar los objetivos estratégicos.

El Comandante Elmer recuerda su proceso de incorporación al PRTC en las masas, en el trabajo de expansión y logística que lo comprometía a nuevas tareas que fue reconocido ese esfuerzo con su ascenso  de Comandante que le transmitiera el Comandante Camilo Turcios, en 1987.

En 1988 una bala enemiga se alojó en su pulmón, lesión de guerra porque en los años de los 90 se concentró con su tropa en el Caserío Nacaspilo,  cantón Santa Rosa, San Vicente, en donde coordinó con ONUSAL la concentración y posterior desmovilización de la tropa del Ejercito Nacional para la Democracia (END).

Algunos momentos difíciles de la guerra fue burlar la inteligencia del ejército salvadoreño que con apoyo de redes de colaboración de la población siempre se burlaba. Así cuenta también la emboscada de la Fuerza Armada del Destacamento de Cabañas en Potrerío, Ilobasco,  de donde salieron ileso cuatro compas -el que iba adelante y tres que iban atrás, incluyéndolo a él- en esa emboscada cayó combatiendo el Comandante Ernesto Flores (Daniel Alvarado), con dos compas más.

Toda emboscada es difícil pero con la serenidad, el conocimiento, la experiencia, la situación operativa, la cadencia de fuego del enemigo, se aprovecha la ventaja para hacer la acción necesaria y salir de la emboscada. El Comandante Elmer dice que la preparación  política-ideológica y militar cuenta mucho, aunque reconoce que el conocimiento que compensa en todo momento es la vivencia con la gente, sin dejar de lado los estudio de Marx y Lenin.

En la Ofensiva del 11 de Noviembre de 1989 el PRTC concentró su fuerza política-militar en San Salvador, aunque dejó tropa en otros lugares, entre ellos San Vicente, en donde el Comandante Elmer estaba al frente de dos unidades militares para operar en la zona de Santa Clara, al Norte de San Vicente, y en la Panamericana, sin tener ninguna baja.

Al preguntarle sobre el Comandante Miguel Mendoza recuerda gratos momentos disfrutando café de palo; dice que lo conoció en 1980 y reconoce en él su ejemplaridad como revolucionario, dedicado, disciplinado en el trabajo y dominio de la guerra de guerrillas lo que se convierte en un aporte, un legado de liderazgo político que todo militante del partido FMLN debe de conocer.

Nidia Díaz le llamó a las diez de la mañana ese 26 de diciembre de 2015 para avisarle del fallecimiento del Comandante Miguel Mendoza y le dijo que le avisará a toda la gente en donde el Partido tiene trabajo político.

Al Comandante Miguel Mendoza hay que recordarlo como recordamos al Comandante Camilo Turcios porque éramos un equipo conformado, entre otros por Manuel Melgar, José Juan Obregón y Roberto Roca. Ellos constituían la parte más sólida de los cimientos que teníamos como PRTC, ellos fueron parte de los impulsores de esta lucha, también hay un montón de compañeros que aportaron a este esfuerzo, que dábamos ese salto de calidad como yo, como JJ;  pero a Mendoza hay que reconocerlo  como un compañero que dedico todo y toda su vida para ver a un El Salvador en otras condiciones, entonces un compañero así es una pérdida muy valiosa que no la vamos a poder cubrir pero que nos deja ese ejemplo de lucha, sacrificio, responsabilidad y compromiso con los más jodidos, el pueblo.

¿Para ese día de diciembre del 89 todavía se estaba en ofensiva verdad? ¿Se acuerda por donde estaba usted? Si, ese día estaba en la Panamericana.

¿En qué momento se entera usted de que hay una ofensiva?

Me entero porque yo ya era parte del núcleo que habíamos ahí, al informarnos también nos dicen cuál sería nuestra misión (vos te quedas aquí, vos te vas para allá y así)

Entonces, uno ya quedaba avisado de cómo iba a ser la magnitud, ya se tenía la línea  general de la ofensiva.

¿Hubo algún entrenamiento especial previo a la ofensiva o todo marchó igual o empezó el entrenamiento más fuerte?  No, todo iba normal como ya la gente ya estaba preparada lo que si había que irse preparando era en la parte de logística, eso fue una parte que me tocó a  mí y fue fuerte  porque se tenía que operar y yo solo operaba con dos compañeros más, cuando iba a hacer la operación ya llevaba como 10 personas para hacer todo el montaje.

De logística hablamos poco, regularmente, ¿Qué permitió hacer ese trabajo de logística?

Lo que lo permitió es sentar las bases alrededor de la Panamericana y ahí trabajar con aquellos propietarios y trabajadores para  convencerlos de que trabajaran con nosotros, en realidad eran gente que nunca estuvieron con el FMLN ni ARENA, pero si fueron gentes fieles que nunca nos fallaron para ir a hacer las acciones que se iban a hacer, y eso fue la parte importante,  tener las bases para descargar todo lo que se tenía que descargar toda la logística para  entrar a la  zona con la colaboración de la gente porque no se pueden hacer solo todas las cosas para derrotar la contrainsurgencia en todas partes.

Después de la ofensiva del 89, ¿Cuál es la evaluación que hace?

En realidad ya la ofensiva del 89 fue una cuestión ya diferente, el enemigo estuvo a punto de abandonar sus posiciones, de desertar, pero la ofensiva del 89 era la oportunidad para demostrar que en realidad éramos fuertes, que teníamos la capacidad de montar una ofensiva con todos los “hierros” (armas) que teníamos en la Ciudad de San Salvador, esto permitió para que el dialogo-negociación avanzara, en realidad obligó a reconocer al Alto Mando castrense enemigo que no nos podía vencer y al tener claridad de ello, lo mejor era negociar, con ello se logró una salida política al conflicto, aunque estábamos conscientes que se podía hacer por la vía armada, pero el sangramiento del pueblo iba a ser mayor, eso fue el resultado positivo.

En 1990 también se realizó una campaña militar “yo participe en San Vicente” por lo estratégico que era el lugar para apoyar otros teatros de operaciones de guerra del PRTC.

Los últimos momentos del conflicto que recuerdo como momentos difíciles es “cuando tengo que concentrar a la tropa del END para su desmovilización y la entrega del primer cargamento de armas de apoyo de artillería que teníamos a ONUSAL, eso fue duro”.

Estábamos conscientes que estábamos en un proceso de dialogo-negociación que culminaría con la firma de los Acuerdos de Paz el 16 de Enero de 1992 y que desde ese momento entraríamos en una nueva situación política. Cuando el Partido me preguntó qué quería hacer: les dije que me quedaría en San Vicente y que me dedicaría a las actividades agrícolas que me permitiera seguir realizando el nuevo trabajo político.

Saúl Rosa, conocido durante la guerra como Comandante Elmer, fue Alcalde durante un periodo de 18 años, finalmente decidió en el 2003 ya no seguir como Alcalde para dedicarse más a su familia y a su gente como un ciudadano vicentino.

Del FMLN debemos de reconocer los triunfos electorales presidenciales desde el 2009, eso demuestra avance en el trabajo político electoral; pero debemos demostrar aún más el trabajo que se hace desde los diputados y alcaldes del FMLN junto al pueblo.

Con la realización de la convención y congreso del FMLN en el 2015 deben servir como punto de partida para reflexionar sobre las debilidades que se han tenido y remontar con el trabajo junto al pueblo para crear una nueva correlación de fuerza favorable al FMLN.

Este año de 2016 debemos de profundizar el trabajo en los territorios porque debemos de recuperarlos en correspondencia con el Gobierno de nuestro Presidente Salvador Sánchez Cerén.

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