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Emoción en Argentina por recuperación del nieto de activista histórica

Por Paula Bustamante
Buenos Aires/AFP

Luego de 36 años de búsqueda, Estela de Carlotto, la presidenta de la organización humanitaria argentina Abuelas de Plaza de Mayo, encontró a Guido, un hombre con dudas sobre su origen que se sometió voluntariamente a las pruebas de ADN que probaron que era su nieto, robado en la dictadura.

Desde la presidenta Cristina Kirchner hasta el jefe de gabinete Jorge Capitanich, expresaron su emoción por esta noticia que por primera vez en casi dos meses desplazó el caso «Argentina vs ‘Buitres’ vs Griesa» a un segundo plano.

Axel Kicillof, el ministro de Economía y rostro de la pelea con los fondos especulativos, no pudo contener el llanto cuando quiso saludar a Carlotto en un programa de radio.

«Un enorme y caluroso saludo a Estela de CarlOtto en un día…», alcanzó a decir Kicillof, antes de quebrarse por este caso emblemático de la sangrienta dictadura argentina (1976-83).

«Hoy, la Argentina es un país un poco más justo que ayer», remarcó Kirchner, que antecedida por su esposo y expresidente Néstro Kirchner, hicieron de la justicia en los casos de violaciones a los derechos humanos cometidos en la dictadura, uno de los pilares de su gestión.

El nieto de Carlotto es el 114 recuperado por el minucioso trabajo de la entidad que aún persiste en la búsqueda de unos 400 niños robados durante la dictadura.

Argentina despertó conmocionada por esta noticia que tiene como protagonistas a la reconocida ‘abuela’ Carlotto, de 83 años, madre de Laura, y Hortensia Ardua, de 91 años, madre de Walmis Oscar.

Laura y Walmis son los padres de Guido, asesinados cuando era un recién nacido en 1978 en pleno régimen militar.

«Es igualito a su padre, no puede negar que sea hijo de mi hijo», dijo Ardua a la radio Red desde la provincia patagónica de Santa Cruz.

«Verlo a él fue ver a mi hijo, porque son un calco. Emociona saber que es nuestro. Lo quiero ver, abrazar, saber que es mi nieto», sostuvo Ardua sin poder contener las lágrimas.

Carlotto conmovió al país el martes al confirmar en conferencia de prensa la recuperación de su nieto: «No me quería morir sin abrazarlo», dijo en la sede de la organización que preside desde fines de la década del 80.

Espera por el encuentro

«Es un día crucial. Todavía estoy como en otro mundo, estoy como soñando», declaró Carlotto el miércoles a decenas de periodistas que la esperaron en la puerta de su casa en La Plata, 60 km al sur de Buenos Aires.

Su nieto -criado como Ignacio Hurban y buscado como Guido Carlotto-, es un músico que hace menos de tres semanas se sometió voluntariamente a una prueba de ADN que probó su parentesco.

Carlotto reveló que aún no hay fecha para el encuentro.

«No hablé por teléfono con él porque no quiero forzar ninguna situación. Mi nieto está bien. Habló durante el día de ayer varias veces con Claudia (su hija) y dijo que va a venir pronto. Nos vamos a conocer», sostuvo Carlotto.

Tras dar a luz en condiciones infrahumanas a Guido, el 26 de junio de 1978, Laura fue asesinada y su cuerpo fue entregado más tarde a su madre, que la reclamaba.

La abuela más célebre de Argentina dijo que el encuentro será «como se ha hecho en todos los casos, en la Casa de las Abuelas», en el centro de Buenos Aires.

«Soy el nieto de Estela»

Este músico de profesión, que había participado en un acto de la organización humanitaria de su abuela, Ciclo de Música para la Memoria, se presentó hace menos de tres semanas voluntariamente a hacerse un examen genético para sacarse dudas sobre su identidad.

Cuando aún no sospechaba su verdadera identidad, este jazzista de Olavarría, 350 km al sudoeste de Buenos Aires, escribió una canción titulada «Para la Memoria», dedicada al tema de los desaparecidos en Argentina.

No hubo un hecho concreto que llevara a Ignacio Hurban a hacerse la prueba de ADN, dicen que fue más bien un presentimiento, reveló al diario La Nación un amigo que no dio su nombre.

«Soy el nieto de Estela de Carlotto», dicen que le confesó el martes al pianista de su banda, uno de sus amigos más íntimos.

«Él estaba sereno. Lo que le preocupaba a Pacho’ -como lo llaman- es cómo les iba a afectar la noticia a sus padres, los que lo criaron, porque se iban a enterar por televisión», indicó al diario.

De acuerdo a la versión de su amigo, a Hurban le dijeron que los resultados de la prueba de ADN iban a tardar tres meses.

«Pero le dieron los resultados a los diez días. Lo tomaron por sorpresa».

La vida de Guido se inició con su apropiación por un miembro de las fuerzas represivas, al que Carlotto no nombró.

Otros niños robados fueron criados como hijos propios por los policías y militares e incluso por los mismos verdugos de sus propios padres.

En 2012, los exdictadores Jorge Videla, ya fallecido, y Reynaldo Bignone fueron condenados a 50 años y 15 años de cárcel, respectivamente, por un plan sistemático de robo de bebés en el régimen.

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