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Arnoldo García Cruz, Coordinador del Movimiento Popular de Agricultura Orgánica (CORDES-MOPAO). Foto Diario Co Latino/Cortesía CRIPDES

El sabor amargo  de la caña de azúcar

@GloriaCoLatino

María Amparo Sánchez reside desde hace 22 años en el cantón Las Anonas, patient seek Tecoluca, San Vicente. Ha dejado parte de su vida en el cuido de su huerto de patio para la subsistencia de su grupo familiar, que ahora es amenazado por los extensos cultivos de caña de azúcar, donde los cercos que dividen los terrenos de la comunidad y la plantación  es a penas, un trecho de 5 metros de distancia.

La población en el Cantón Las Anonas está constituido en su mayoría por desmovilizados y personas que luego de ser desplazadas por el conflicto interno en la década de los años ochenta y que luego de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, encontraron en estas tierras la segunda oportunidad de un futuro para ellos y sus hijos e hijas.

La comunidad ocupa un radio de 200 manzanas. Estos pequeños agricultores esperan que las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente (MARN), Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Alcaldía Municipal de Tecoluca, San Vicente, exijan a los industriales de la caña de azúcar medidas de prevención de contaminantes  frente a la salud de las comunidades y los ecosistemas del que subsisten.

“El problema que tenemos como comunidad es la fumigación que hacen con madurantes en avión, porque nos afecta a todos; ya ni  podemos sembrar  y cosechar los pipianes, pepinos o los güisquiles, porque les botan la flor y no los deja madurar cabal, sino que, se van secando las plantitas. Antes de trozar la caña de azúcar vienen y le meten la fumigada para apurar la maduración porque el cañal tiene su punto que es cuando florea”, relató.

A María Amparo y las más de treinta familias que viven en su comunidad en el cantón Las Anonas, se ven afectadas también por la disposición y uso del agua en la zona y el incremento en el número de casos de  enfermedades respiratorias, de piel y renales -que afirmó- se debe al cultivo intensivo de caña de azúcar.

María Amparo Sánchez, saca agua contaminada por los pesticidas, en la comunidad Las Anonas, Tecoluca, San Vicente. Foto Diario Co Latino/Cortesía CRIPDES
María Amparo Sánchez, saca agua contaminada por los pesticidas, en la comunidad Las Anonas, Tecoluca, San Vicente. Foto Diario Co Latino/Cortesía CRIPDES

“Con la quema de la caña de azúcar también salimos afectados, porque vivimos más cerca del cañal y todo el humo se viene a la casa y afecta a los niños pequeños que se enferman seguido de los bronquios. A mis hijas por eso no las mandamos a la escuela porque pasa bien seguido enfermas; cuando el avión pasa lo hace 2 veces por semana y se queda por varios minutos; todo ese mal olor adentro de las casas”, lamentó.

Los problemas de la comunidad no solo llegan por las fumigaciones o quemas del cultivo de la caña, también presentan serias dificultades en el acceso a fuentes de agua potable del grupo comunitario de la zona, los riachuelos con los que contaban hasta hace 10 años, ahora experimentan la sequía y no pueden competir contra un sistema de riego de 14 punteras de diámetro que saca el agua del subsuelo en semanas.

“Esto ha afectado el pozo que  mantenemos cerca de la casa, porque cuando riegan la caña de azúcar se nos seca rápido esa agua, además, ese cultivo ocupa mucha agua recuerdo que cuando vine a vivir aquí -que no habían cañales- el agua era más limpia y hasta tenía  una pecerita que me regalaron para tener pescado, pero tuve que deshacerme de ellos, porque se me morían por la contaminación del madurante. Ahora no tenemos agua potable.. esta del pozo la uso solo para lavar la ropa y trastes… la otra hay que pedirla a otro vecino o comprarla”, apuntó.

En cuanto a la salud, los frecuentes dolores de cabeza, enfermedades respiratorias y la insuficiencia renal son parte de las condiciones que presentan algunos habitantes del cantón Las Anonas; que aducen a la contaminación prolongada y a la que han estado expuestos por los cultivos de la caña de azúcar.

“Me siento afligida porque esto afecta a toda la comunidad estamos rodeados de cañales… yo estoy cerca de aquí y de cabecera me quedan. De los cañeros no hay nadie que nos hayan venido a decir nada… solo vienen y riegan o le prenden fuego el cañal hasta los  animalitos como conejos, tacuazines, cusucos, garrobos, culebras y venaditos salen corriendo y no hayan ni por donde salir de aquel horrendo fuego y la calor que nos fatiga a todos nosotros en las casas”, describió.

Arnoldo García Cruz, Coordinador del Movimiento Popular de Agricultura Orgánica (CORDES-MOPAO), comentó  que el efecto del glifosato, agrotóxico que se utiliza para acelerar el proceso de maduración de la caña de azúcar se encuentra interviniendo de forma negativa entre los pobladores.

“Este proceso acelerado de maduración es para realizar la zafra en un período menor al desarrollo del producto. La plantación toma un color amarillo claro, luego  de ser regada 8 días antes. Y este color de la caña marchita se debe a que ya comenzó gradualmente a perder su vida, perdiendo su agua, deshidratándose hasta morir, con el fin de obtener en menor tiempo el producto para la zafra”, explicó.

“La caña morada que solemos consumir a la que llamamos “caña papa” o  “caña de seda” no es la especie de estos plantíos para la industria azucarera; esta caña que se siembra acá es para otros fines, que son variedades exclusivas, que han sido desarrolladas para esto, para dar azúcar, las que comemos nosotros en trocitos no es para este tipo de industria”, manifestó.

En cuanto a los efectos de estos agrotóxicos en la salud de los pobladores y la contaminación ambiental, García Cruz agregó que se debe tomar conciencia que este problema deteriora los pocos recursos naturales y disminuye las oportunidades de pequeños agricultores de generar alimentos sanos para su nutrición básica.

“Al  hacer uso de estos madurantes  por vía área que son volátiles y residuales al mantenerse adherido a la plantación de caña de azúcar, y al final cuando es quemado el lote de caña, tienen el efecto que al quemarse se volatizan a través, del humo y los gases que generan las quemas previas a la zafra, cae y afecta la salud de los cortadores de caña y de la comunidad que vive en los entornos de las plantaciones de caña en el territorio nacional”, argumentó.

Sobre el ciclo de maduración de la caña de azúcar es de 8 meses, antes de llegar a su nivel máximo que puede ser de 1.50 a 2 Metros de altura, y todo dependerá del desarrollo de fertilidad que tiene la producción. Y con un período cíclico de 5 años, se logran mejores rendiciones en los primeros 3 años; luego la altura y grosor bajan a 1.60 metros de altura. El glifosato se lanza 1 o 2 meses antes, para que el lote sea tratado antes de la zafra.

“El municipio es altamente rural y productivo en la caña de azúcar. En la actualidad hay 6 mil manzanas cultivadas”, dijo  Francisco López Trigueros,  Síndico de la Alcaldía de Tecoluca, San Vicente; quien informó sobre la ordenanza emitida por el gobierno local a petición de líderes comunales, MOPAO,  iglesias, MOP, MARN, Cáritas.

“La ordenanza municipal regula todo el tema de riegos, quemas e insumos agrícolas. La ordenanza municipal, a pesar que fue socializada en el municipio, luego la llevamos al equipo jurídico del Concejo, que  plantea que la ordenanza debería ser más general y más amplia en materia de medio ambiente”, acotó.

La ordenanza contempla no quemar los rastrojos (despojos agrícolas) para evitar la erosión y desertificación de las tierras; definir que alrededor de 300 metros de la comunidad o centros escolares no puede haber siembra de caña por sus efectos graves; así como, el uso regulado de los madurantes por el efecto en la fauna y flora y la salud de las familias en las comunidades.

“¿Cómo vamos a llevar este proceso de la ordenanza municipal?, es a través de la   Unidad de Medio Ambiente del Concejo Municipal en combinación con MARN, el Cuerpo de Agentes Municipales (CAM) y la Policía Nacional Civil (PNC) que van a ser los encargados de velar por los cumplimientos de la ordenanza municipal”, afirmó.

Sobre las  infracciones de violentarse el tema de la ordenanza municipal habrá un proceso administrativo para que la ordenanza se aplique, aunque  López  reiteró que las comunidades juegan un papel importante para hacer arraigo de la nueva ordenanza municipal.

“Ellos son los afectados,  y es ahí donde tendrá sustento de la  ley; ellos son quienes deben pronunciarse y denunciar si realmente se está cumpliendo la ordenanza o no. En ese marco nosotros como gobierno municipal y parte responsable desde la Unidad de Medio Ambiente contrataremos a una persona que le de seguimiento exclusivamente al cumplimiento de la ordenanza municipal y así unirnos a iniciativas como el gobierno local de Jiquilisco, Usulután. Y tenemos también que cuidarnos que nuestra ordenanza no riña con la ley a nivel de país, pues el MARN y el MAG tienen sus propio marco jurídico en el tema”, puntualizó.

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