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El buen vivir

Francisco Javier Bautista Lara

En un conversatorio en San Salvador, ante el comentario que Rubén Darío fue declarado Héroe Nacional de Nicaragua, pregunté al poeta y narrador salvadoreño Manlio Argueta, si en El Salvador había algún literato que ameritara tal nombramiento. Sin pensarlo dos veces respondió: Alberto Masferrer, sin embargo, -agregó-, en la cultura política salvadoreña parecerá inviable una propuesta de tal tipo. Héroe se sigue considerando única y exclusivamente al guerrero, al conquistador, a quien usó las armas, y no a quien creó una doctrina que influyó el pensamiento de una época y que sigue teniendo vigencia.

El maestro, filósofo, poeta y político Alberto Masferrer (Usulután 1868 – Tegucigalpa 1932), escribió, entre otras obras, Minimum Vital, ensayo político-social (febrero, 1929), una denuncia social que expresa su defensa a los desposeídos; presenta los mínimos necesarios para una vida sana y buena. Como ideólogo de la campaña política de Arturo Araujo, utilizó esas ideas, fue electo diputado nacional, pero, frustrado por el incumplimiento del gobernante que alcanzó la presidencia con esas esperanzadoras promesas, se separó de su posición política, murió en el exilio, solo, deprimido y decepcionado. En el país se desencadenó la violencia, ocurrió el levantamiento campesino de 1932 en el que estuvo Farabundo Martí y el golpe de Estado del general Maximiliano Hernández, miles de campesinos fueron masacrados. El Salvador entró en un largo periodo de oscuridad en el que ahora, a pesar de la esperanza, prevalecen nuevas formas de violencia social y criminal, producto de prolongadas y reiteradas exclusiones. Sin los “mínimos vitales” no habrá real paz social sostenible, entre las personas y con el entorno, el “buen vivir” se cimienta allí.

En 2013 el Gobierno de Nicaragua anunció la estrategia: “Vivir limpio, vivir sano, vivir bonito, vivir bien…”, una campaña nacional encaminada a “transformar nuestra Cultura de la Vida Cotidiana, poniendo los énfasis indispensables en la coherencia sobre lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos”. El Presidente de El Salvador presentó en 2015 el Plan Quinquenal de Desarrollo en donde plantea “la oportunidad de buen vivir a toda su población” y el gobierno se compromete a eliminar las prácticas “contrarias al buen vivir”. Según el expresidente uruguayo José Mujica: “No le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en el hogar”, para construir un modelo de sociedad sobrio, equitativo e inclusivo, llamado el Buen Vivir, se requieren las potencialidades en la familia, la enseñanza y práctica de valores, de buenos hábitos que continúen con la formación docente para educar a los ciudadanos en el desarrollo personal e integral.

Los planteamientos de Maferrer fueron descalificados y criticados por la derecha como “ideas comunistas”, y por el Partido Comunista, como burgueses o reformistas. Varios años, después el poeta Roque Dalton, señaló que la obra del filósofo, escritor y compatriota salvadoreño, solo ofrecía “salidas superficiales que no atacaban las raíces estructurales de la injusticia”. El origen del concepto realmente es ancestral, viene de las palabras Sumak Kawsay (quechua) o Suma Qamaña (aymara), se define como “vida en plenitud, en armonía y equilibrio con la naturaleza y en comunidad”: Buen Convivir, Buen Vivir, Vivir Bien… Esta filosofía fue retomada recientemente, con sus particularidades, en Ecuador y Bolivia.

En 2018 cumplirá 150 años de nacimiento este ilustre intelectual centroamericano, revolucionario en su época, ¿quién lo recuerda? En 1949 su tumba fue declarada por el gobierno como Monumento Nacional. Autor de la “doctrina vitalista”, de la “bondad primaria”, reflexiona sobre el “límite para el que domina y para el que atesora”, refiere la “satisfacción constante y segura de nuestras necesidades primordiales”, enuncia nueve: trabajo, alimentación, habitación, agua, vestido, asistencia médica, justicia, educación y descanso. En los tiempos actuales habrá que agregar al menos tres: seguridad ciudadana, medio ambiente sano y limpio, e información de calidad. Lo anterior, dice, va indisolublemente acompañado de deberes imprescindibles como honrar el trabajo, proteger los animales y los árboles, asumir actitud y hábitos responsables y sanos, “coloca el vivir sanos, alegres y fuertes por encima de todo y como base de todo”.

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