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DELIA ELIETH KANE Y EL BAÚL DEL TÍO CHEMA

Armando Díaz

Escritor

 

NENA SE VA DEL PAIS Y POSTERIOR FALLECIMIENTO

Nena tenía una cafetería en la 25 Avenida Norte frente a la entrada del Colegio Externado de San José. Ese mismo día decidió dejarlo todo, enterrarlo todo, abandonar la lucha, esa vida azarosa, de constantes peligros, de inseguridades, que sólo el ideal de un mejor país sostenía esos espíritus especiales predestinados a luchar por el cambio social. Reconocía, que era hija del 32 y de todo lo que llegó después. Se marchó hacia Estados Unidos, se casó con un gringo y pasó a llamarse Delia Elieth Kane, y así estaba escrito en la pizarra en la funeraria donde la velaron el 17 de octubre de 2008, tenía ochenta y un años.

RETROSPECTIVA

Estuve ese día con Edith, le refería, como una premonición de Nena, de que, alguien tendría que conocer detalles que ni Edith conocía ni otro miembro de la familia. En mayo de 2006 llegó Nena a mi casa, platicamos como cuatro horas por la mañana, y poco a poco fue relatando hechos desconocidos por la familia.

Mi padre, tuvo en su poder el baúl, que allá por 1963 se lo trasladó a Guillermo mi hermano, su hijo mayor. Mi padre falleció en diciembre de 1964, ese día conocí a René Valenzuela el ahuachapaneco que fue compañero de vida de Nena, de quien no supimos más de su paradero, pero creemos que murió de viejo en Ataco.

Le conté a Edith, que Nena me había aclarado que las llamadas misteriosas que recibió mi madre, entre 1993 y 1995, ella las había realizado desde la casa de Fidelina, que está cerca de el Ingenio El Ángel. Quería advertirnos que tuviéramos cuidado, sí es que alguien de la familia participaba con el FMLN, que lo evitara, porque los acuerdos de paz, no eran garantía de seguridad. “Pero también te aclaro, que cuando arribe a El Salvador y al llegar al centro de la capital, todos los recuerdos de esos años se me vinieron encima, como un viento amargo y frustrante, pero a la vez contenta de patear tierra salvadoreña, que en veinte años no hacía, yo sé que andaba algo paranoica”. Esto fue lo que platicamos:

-Te quiero decir –dijo Nena-, que cuando murió Carmen tu madre, no estaba en el País, tú sabes, de que sin ella, el tío Chema no hubiera tenido los modestos logros que tuvo.

-Mi mamá –le contesté-, me comentó antes de su muerte, acaecida el 17 de octubre de 1997, que llamaste para decirle que vendrías a visitarnos y de eso ya pasaron catorce años, y qué habías preguntado por el baúl que tuvo mi papá.

-Precisamente, por ustedes estoy aquí de visita, pero quiero conocer si aún tienen el baúl.

-No lo tenemos Nena, mi padre lo entregó a Guillermo cuando se casó con Marina y ella se fue del país en busca del sueño americano y el baúl lo dejó con el hermano que tiene una barbería.

-¿y dónde vive?, ¿podes ir donde el barbero?

-Bueno prima, ¿por qué tanto interés en ese viejo baúl?

-Ya te conté porqué nos fuimos de Ciudad Arce para Armenia y todos los acontecimientos del 32, y el gran genocidio cometido por el tirano Hernández Martínez.

-Sí -le contesté-, fue cuando murió fusilado tu papá Mariano Rodríguez. –sacando un gran suspiro Nena continuó.

-Hay algo que debes conocer, mi papá biológico se llamaba Francisco Vargas, costarricense que conoció a mi mamá Dolores en 1925, que además es padre de una cantante famosa en México, llamada Chavela Vargas, estuvimos a punto de conocernos, pero tal encuentro falló por falta de información.

-¿Entonces?

-Entonces primo, mi papá Mariano era santaneco, hijo de un gran músico de esa ciudad, para mí ha representado todo, a pesar de cuando él murió, yo sólo tenía cinco años de edad, en mi tierna infancia me prodigo de mucho amor y su recuerdo lo conservo en mi corazón.

-¡Qué raros son los caminos de la vida!, ¿por qué mi papá no nos hablaba de mi tía Dolores?

-Mi tío, nunca conoció toda esta historia, pero además el abuelo Cristóbal, había prohibido a toda la familia que se hablara de mi mamá Dolores.

-¿Por qué Nena?.

-Era peligroso, muy peligroso hablar del tema del 32, y la relación que tuvo mi madre con mi papá Mariano.

-¿Entonces qué tiene que ver el baúl, con todo esto?

-De mi papá Mariano tengo un recuerdo borroso en mi mente, y no quiero morir sin reconocer exactamente su rostro.

-¿Cómo decís?

-No exactamente como te digo, por eso me interesa el baúl.

Ya en ese momento, Nena estaba menos tensa, pero se sobresaltaba al relatar sus recuerdos, llegué a pensar, que la prima no andaba bien de sus sentidos, que la vejez le estaba afectando, porque, cómo era posible que ese viejo baúl le importara tanto, que a lo mejor ya habría ido a parar al fuego, pero presentí, que había algo oculto que no conocía:

-Quiero entender a cabalidad lo del baúl y pensar cómo ayudar para encontrarlo.

-Ahora te explico, cuando en 1940 llegué donde el abuelo Cristóbal, en la Colonia Guatemala, el tío Chema mantenía el baúl en esa casa, para su uso personal, me permitió usarlo para mis vestiditos que eran unos cuatro a lo sumo, además el baúl tenía suficiente espacio, y pegué dos fotografías en el interior de la tapadera y necesito ver esas fotografías, ¿comprendes ahora?

-Entiendo Nena.

-Por eso el baúl es importante para mí.

-Ahora que mencionas en detalle lo del baúl, si recuerdo las fotografías, tu sabes han pasado muchos años. Todos los hermanos, si alguna vez preguntamos, quienes eran esos señores en las fotografías y que usaban sombreros tejanos, de seguro nos dieron respuestas vagas.

-No te digo pues, que el tema del 32 y todo lo relacionado estuvo prohibido en la familia y no sólo nosotros, sino cada familia que tuvo algún protagonismo en ese año, es más, sin haberlo tenido.

-Eso lo entiendo, sin embargo, yo pensaba que esos señores eran familiares de nuestro bisabuelo Margarito Osorio, el abuelo materno de mi papá, porque nuestro padre nos hablaba mucho del bisabuelo, como gran agricultor de caña de azúcar y que tenía una molienda para producir dulce de panela y que en 1960, fui con él, a visitar su tumba en un cementerio abandonado de Santa Cruz Michapa; frente a su tumba, me pidió que cuando fuera adulto visitara esa tumba.

-¡No sigas, calla!, las fotografías, el mismo baúl, son de antes del 32, pero no del siglo diecinueve, en esas fotografías están; mi papá Mariano Rodríguez, Augusto César Sandino, Farabundo Martí y otros compañeros camaradas, -y se le salieron las lagrimas a la prima Nena.

FIN

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