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Melbourne/dpa
Si uno piensa que el viaje de Novak Djokovic está cerca de terminar seguramente lo tildarán de loco. El serbio tiene 28 años, ask pharm un cuerpo libre de lesiones, here pharm hambre, order pasión y, lo más importante, tiene el olimpo del tenis al alcance de su raqueta.
El serbio aglutina todas las condiciones para seguir escalando de dimensión y explorando sus propios límites. Ayer logró su undécimo título de Grand Slam al batir al británico Andy Murray en la final del Abierto de Australia y la estadística desde 2011 es abrumadora: diez de los últimos 21 grandes están en sus vitrinas.
Sin embargo, sus datos hay que enmarcarlos en un contexto específico. Conquistó sus 11 Grand Slam en la posiblemente mejor época del tenis. Sus máximos rivales fueron Roger Federer y Rafael Nadal, dos jugadores que cuando el serbio explotó ya peleaban por un lugar en lo más alto de la historia.
“Sin duda estoy jugando desde hace 15 meses el mejor tenis de mi vida”, dijo el serbio. “Todo está yendo bien, en la vida privada también. Fui padre, ya soy marido, tengo una familia. Estoy en un momento de mi vida en el que todo está en armonía”.
Todo le sonríe a Djokovic, que ya sólo tiene por delante los 12 grandes de Roy Emerson, los 14 de Nadal y Pete Sampras y los 17 de Federer. Le faltan seis para empatar con el más exitoso, el suizo, algo que parece totalmente a su alcance visto el panorama del tenis actual.
El número uno atraviesa por el mejor momento de su carrera, él mismo lo admite; Federer, de 34 años, no gana un grande desde 2012 pese a haber llegado a tres finales desde entonces: y Nadal, de 29 años, está en un momento de incertidumbre. Al español se le espera de vuelta a los primeros planos, pero su físico ya no volverá a ser el de antes.
Otros rivales de generación, como el británico Andy Murray o Stanislas Wawrinka, tienen tenis de sobra para batir a Djokovic en finales de Grand Slam -ya lo demostraron-, pero hasta el momento no fueron capaces de sostener un pulso a largo plazo. Y las grandes promesas siguen siendo eso, promesas.
El dominio de Djokovic es tan abrumador que en los últimos cinco años remontó un 12-6 en el cara a cara con Federer y un 16-7 con Nadal hasta colocarse por delante de las dos leyendas. Además, salvo su primer título de Grand Slam, Australia 2008, ganó el resto con Federer, Nadal o Murray del otro lado de la red.
“Sé el tipo de jugador que es: uno que da todo por el tenis. Motivación, pasión, inteligencia, es perfecto”, dijo antes de que empezara el torneo el entrenador de Djokovic, Boris Becker.
Al ex tenista alemán le faltó nombrar un aspecto clave en el éxito de su pupilo: el físico. Flexible como ninguno, el cuerpo de Djokovic no sufrió ninguna gran lesión. Además, el tenista lo cuida y lo mima con su alimentación. De hecho, fue uno de los deportistas que puso de moda la dieta libre de gluten.
“Es difícil saber qué traerá el futuro”, dijo Djokovic antes de jugar la final. Al día siguiente de contestar eso abrumó a Murray por 6-1, 7-5 y 7-6 (7-3) e instantes después besó el suelo de la cancha. Más calmado, en rueda de prensa, avisó a sus rivales que sigue hambriento.
