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Coyuntura y perspectivas de la economía salvadoreña y el neoliberalismo: un callejón sin salida

Salvador Arias

SEGUNDA PARTE

En la primera parte de este análisis de coyuntura analizamos por qué la inversión en el país es tan baja y cómo el modelo neoliberal, en lugar de estar orientado a desarrollar las fuerzas productivas del país, está enfocado a las remesas de capitales netos de nuestra economía hacia la economía internacional, y cómo las empresas transnacionales y la burguesía oligárquica han saqueado la economía salvadoreña, esto a partir de tres mecanismos: Uno, la repatriación de capitales y remesa de utilidades de parte de estas empresas, lo cual significó la salida de casi 16,000 millones de dólares entre los años 2001 y 2016; dos, salida de capitales a paraísos fiscales, pues estimamos que la burguesía oligárquica ha sacado, en ese mismo lapso de tiempo, casi US$ 16,400 millones; y tres, el pago del servicio de la deuda, que totalizó más de US$ 28,500 millones en el mismo período.

Lo anterior ha implicado que, desde que se impusieron en El Salvador la dolarización y los tratados de libre comercio, estos hayan sido dos mecanismos utilizados para que el país, en 15 años, fuera saqueado con más de US$ 60,550 millones. Esto hace que no se dé una inversión capaz de sacar al país de la crisis de estancamiento, o lento crecimiento, de la cual no podrá salir mientras no se den las medidas para detener la lógica absurda de financiar la economía mundial, para lo cual debe implementarse la desdolarización y corregir los TLC. Un país que no tiene niveles de inversión de 25% o más, que no tiene una demanda interna dinámica que consuma los bienes producidos localmente, complementado con una baja capacidad de exportar competitivamente en la economía internacional, jamás podrá caminar por senderos de desarrollo económico y social.

Así, en esta segunda parte de nuestro artículo de coyuntura, analizamos por qué la demanda de los hogares es tan deprimida en relación a demandar bienes y servicios producidos en el país.

DEMANDA INTERNA RECESIVA

Una de las determinantes estructurales del callejón sin salida de la economía salvadoreña es su demanda deprimida y sin posibilidades de dinamizarse, como producto del excesivo desempleo, la sobreexplotación de la fuerza laboral, los bajísimos salarios, la disminución sin freno de los subsidios del Estado, la altísima fiscalidad de los hogares, la disminución constante de la demanda del Estado, la extremadamente baja inversión privada y pública, la falta de competitividad de los bienes producidos en el territorio nacional en los mercados internacionales y en el mercado nacional con los bienes importados, el carácter de ensamble de la producción nacional que tiene una alta elasticidad hacia la importación de bienes intermedios, la no existencia de estructuras productivas de bienes de capital, etc.

Esto es un resultado de que la lógica, bajo la cual se monta la estrategia para asegurar el proceso de acumulación en el país, ha sido atraer inversiones transnacionales, bajo una alianza tácita con la burguesía oligárquica local, la cual desarrolló y/o tomó control en los rubros estratégico (los rubros maquileros y terciarios de la economía salvadoreña) y controló el proceso de transición de la economía hacia la articulación con los circuitos transnacionales de acumulación, generando una economía sin encadenamientos nacionales. El surgimiento del capital transnacional y la fuga de capitales atraen a las clases capitalistas nacionales hacia el vórtice de la economía global, este proceso ha generado una fuerte progresión en el proceso de concentración y centralización del capital, que termina de generar estructuralmente un mayor deterioro en la ya deprimida demanda de la economía salvadoreña.

a. Sobreexplotación de la fuerza laboral y concentración del excedente por parte del capital

Según cálculos propios, de acuerdo a la tendencia del PIB y la masa salarial arrojada por las encuestas de hogares de propósitos múltiples (EHPM), la estructura de apropiación del excedente se mantiene superior a un 75% para empresas y menos del 25% para el fondo salarial durante los últimos 10 años de funcionamiento neoliberal de la economía salvadoreña, o sea que, del total de riqueza creada en el país, año con año las empresas se apropian del 77.2%, y lo que reciben las personas asalariadas solo representa el 22.8%, lo que da una tasa de explotación de casi el 438%, muy superior a las tasas de explotación que se dan en el capitalismo a nivel mundial.

Lo anterior implica que, de cada 100 dólares creados por la fuerza laboral, su salario solo absorbe 22.8 dólares, es decir, solo un poco más de una quinta parte del valor que esta produce; por otra parte, ello implica que el capital se queda con 77.2 dólares, o sea, casi cuatro quintas partes de la riqueza producida por el trabajo. Esto sustenta nuestra crítica constante de la sobreexplotación que viven las personas asalariadas salvadoreñas y el fuerte proceso de acumulación de las empresas.

Además de la fuerte explotación del trabajo, el Estado neoliberal imperante en el país desde 1989, ha desarrollado una fiscalidad sobre los ingresos de los hogares, quitándole más dinamismo a la demanda de estos y, por lo tanto, manteniéndolos en una situación de pobreza estructural que no puede dar base para una reactivación del crecimiento a tasas arriba del 6%, y menos para el desarrollo económico del país.

Como podemos ver en el gráfico siguiente, los hogares tienen una fiscalidad efectiva del 25.1%, y el capital (las empresas) únicamente el 4.1%. Siendo que estos últimos son quienes absorben el mayor excedente de la economía y no son propiciadores de una demanda dinámica (pues tienen satisfechas sus necesidades y estas, además, las satisfacen prioritariamente con bienes importados), ello explica claramente por qué no hay posibilidades de que exista una demanda impulsadora del desarrollo de las fuerzas productivas nacionales.

En el Cuadro que continúa tenemos una fotografía de cómo los hogares proveen al Estado de más del 75.5% de sus ingresos fiscales, mientras las empresas únicamente del 24.5%, aportando así los hogares el 25% de sus ingresos, lo que les quita la capacidad de constituir una demanda impulsadora de la inversión y el crecimiento.

Con todo este aparataje del modelo neoliberal, el país está subsidiando la extracción de rentas nacionales y promoviendo la precarización laboral a favor del capital transnacional y los grandes capitales nacionales. Es así que, además de la fuerte explotación que enfrenta el trabajo de parte del capitalista, debemos agregar el tema de una política tributaria totalmente regresiva, en la que el peso de la carga fiscal recae, como hemos dicho, en los hogares.

En promedio, durante los últimos 7 años los hogares han aportado el 80% de los ingresos del Estado, la tasa de fiscalidad de la clase trabajadora, que es el porcentaje de ingresos que se aporta al Estado por medio de los impuestos, es superior a la tasa de fiscalidad que paga el capital; en promedio, la alícuota de ingresos del fondo de salarios que se destina al pago de impuestos tributarios en los últimos 10 años ha sido de 25.3%, mientras que los pagados por las empresas ha sido del 3.9% del excedente bruto de explotación.

Lo anterior implica que a la fuerza laboral, además de la sobreexplotación que sufre, el Estado le quita un 25.3% de su ingreso, por lo que el nivel de explotación que vive la clase trabajadora de parte de la empresa privada y el Estado llega al 588%. Esto da como resultado que la situación de pobreza en el país sea tan generalizada, según nuestros cálculos el 85.4% de los hogares viven entre la pobreza y la miseria (familias que no cubren con sus ingresos la canasta ampliada de mercado). Por otra parte explica, como ya se mencionó, la fuerte depresión que vive la demanda del país y por que la economía no puede crecer.

Con una demanda tan deprimida por los altos niveles de explotación del trabajo y una baja inversión, tenemos como resultado (como se dijo al inicio) una economía sin salida, esto se reconfirma más por la baja competitividad que tenemos con el exterior, a pesar de la fuerte explotación del trabajo, por tener una fuerzas productivas precarias y ser una economía de ensamble.

Esta situación tiene perspectivas de agravarse, debido a que el Ministro de Hacienda está insistiendo de nuevo (ante la crisis financiera del Gobierno que no tiene recursos para enfrentar sus compromisos de aquí a diciembre) que se suba el IVA al 15% y se continúe con la reducción de los subsidios de los hogares.

En el Cuadro a continuación podemos ver, en el caso del gas licuado, que este subsidio se redujo en un 70% entre los años 2013 y 2017; a la energía eléctrica se le disminuyó un 67%; en ese mismo período a los tres subsidios más importantes (gas licuado, transporte y energía eléctrica) se les redujo el presupuesto en un 63%. Solo entre 2016 y 2017 se ha disminuido el subsidio en estos tres rubros en un 23.1%, y ahora el Ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, pide reducirlo más.

Subsidios del Gobierno

(Millones de US$)

Fuente: Transparencia Fiscal, Proyecto de Presupuesto 2017. *Estimado de la reducción de 10.4 millones de un año, por la focalización aplicada.

Este esquema de liberalizaciones y desregulaciones de mercados, al buscar reducir las capacidades del Estado, promueve y permite los mecanismos de evasión y elusión fiscal para obtener altas tasas de rentabilidad de parte de la burguesía oligárquica y el capital transnacional, dado que son las empresas las que mayor capacidad tienen para hacer uso de estos mecanismos. Los impuestos destinados al consumo, como el IVA o impuestos específicos, son trasladados al consumidor, quien no posee capacidad de evadir ese pago, además que el capital está exento del IVA. Del mismo modo, la retención de la renta de las personas asalariadas tiene muy poco margen para evadirlo, sin embargo, existen múltiples mecanismos de ingeniería contable para que las empresas evadan y eludan el pago tributario correspondiente, tanto de los impuestos indirectos retenidos (lo cual significa un robo al fisco) como de los correspondientes a sus utilidades.

La defraudación al fisco es enorme año tras año, y es que solo para el 2016 dicho monto supera los US$ 2,000 millones; con estas cifras, resulta indignante el espectáculo montado por sectores empresariales que claman por transparencia en las cuentas públicas, cuando sus empresas enhebran complejos entramados contables para desviar fondos que deberían pasar al presupuesto estatal. Integrantes de la alta burguesía salvadoreña, que claman como voceros de la transparencia y anticorrupción, son los mayores evasores de impuestos y son señalados por tránsitos irregulares de fondos.

Ahora bien, el reto de justicia tributaria va más allá de los alcances de la elusión y evasión, se trata de un problema estructural, de una técnica tributaria funcional a un modelo perverso de acumulación; si se eliminaran los canales de corrupción fiscal y las empresas tributaran lo que legalmente corresponde, los hogares seguirían pagando más impuestos con respecto a sus ingresos, pero las empresas pasarían de pagar los 4 centavos por dólar, a pagar 17 centavos, todavía inferior a los 25 centavos de los hogares; es decir que la estructura legal de la política tributaria no cumple criterios de justicia fiscal .

Esta es la fuente principal del deterioro de la demanda de bienes y servicios del Estado, así como de su bajísima inversión, que se complementa con la baja demanda de los hogares y la falta de dinamismo de la economía (por no tener una dinámica creciente de la demanda interna de los bienes y servicios producidos en el país), la cual, insistimos, quiere seguir agravándola el Ministro de Hacienda en su estrategia fiscal de tapar unos hoyos y abrir otros, sin entrar a atacar los problemas de fondo de la política fiscal.

1. ADESES (2015). Lineamientos y medidas urgentes para establecer una política fiscal que rompa con el esquema neoliberal y permita financiar un proceso de transición hacia el socialismo. En cartaeconomica.com Disponible en línea en: http://cartaeconomica.com/lineamientos-y-medidas-urgentes-para-establecer-una-politica-fiscal-que-rompa-con-el-esquema-neoliberal-y-permita-financiar-un-proceso-de-transicion-hacia-el-socialismo-parte-ii/

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