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¿Cómo y cuándo vamos a desarrollarnos?

Oscar Rubén Zelaya L.

En el reciente seminario celebrado por COLPROCE con motivo de la Semana del Economista conmemorando su día, se expusieron importantes temas relacionados a los avances tecnológicos y científicos para lograr el desarrollo económico y social de los diferentes países y lo que al respecto están realizando diversas universidades e instituciones nacionales, lamentando que ese esfuerzo no sea divulgado y desconocida por la mayor parte de la población, pero ello permite comparar la posición en que nuestra pequeña nación se encuentra, partiendo de la base educativa en sus diferentes niveles, lo que conmovió a los asistentes por el descuido institucional para la formación de ciudadanos capaces y productivos, ahora estamos a la saga ante el resto de la región.

Considerando únicamente el proceso educativo, es evidente que cualquier persona puede comprobar con simples comparaciones ante países vecinos, especialmente con Costa Rica, un cuadro del adelanto tecnológico y de formación de su población, entre aproximadamente 185 países nos encontramos en la cola del 170 y el mencionado hermano en un 27 lugar, la explicación es sencilla, ellos le apostaron desde hace más de 50 años a la educación y sus generaciones han ido progresando con ansias; se cuenta que en Uruguay los padres de familia que no tienen estudiando a sus hijos en edad escolar son sancionados invalidando pasaportes, DUI y otros privilegios ciudadanos, por qué no hacer lo mismo entre nosotros, queremos por mal y no por las buenas, solo basta recordar que hace más de 25 años éramos la cabeza en economía y desarrollo en Centroamérica y a estas alturas somos los últimos, “adivina adivinador” ¿a qué puede deberse ese contradictorio cambio?, incluyendo la inversión extranjera que prefiere a los países más preparados en sus recursos humanos; esta situación no es de hoy, se viene reduciendo desde hace décadas, en cuál administración más o en cuál menos, lo puede constatar cualquier ciudadano acucioso mayor de 50 años de edad.

El primer paso es mejorar nuestro sistema educativo con materias básicas para lograr ciudadanos preparados integralmente, justos, conscientes moral y espiritualmente, con amplia salud mental, acuciosos en la investigación técnica y científica, capaz de realizar sus ideas y creatividad, respetuosos de las leyes y principios de ética, comportamiento de convivencia familiar, humana y social, para lo cual debe reincorporarse materias que fueron retiradas de los pénsum de estudios desde el nivel primario hasta el universitario, para ejemplo la CÍVICA, no solo se limita a conocer el himno nacional, la oración a la bandera, la Constitución Política, derechos y deberes del ciudadano, sino la configuración administrativa de nuestra nación, sus Códigos, funciones del Estado, el amor a su patria, formas de servirle para engrandecerla, aporte de conocimientos adquiridos en beneficio de su desarrollo, obligación de saber elegir a sus gobernantes por sus capacidades y tantas cosas más, no únicamente criticar, saber actuar, participar, etc.

La moral es otro tema de gran alcance, tiene que ver con la personalidad, la cultura general y el manejo de las finanzas públicas y privadas, proviene de la formación a temprana edad, potenciando la honorabilidad de cada quien, volviéndolo apto para ejecutar proyectos de toda índole auxiliado de personas que desean el bien del país, evitando cantidad de diversos delitos, además del crimen común, el peculado, la corrupción, impunidad; actualmente faltan los principios espirituales lo que contribuyen a la desconfianza de funcionarios y lógicamente si aportaran su acervo intelectual, sería posible comenzar a desarrollarnos. ¿Cuándo gozaremos de esa grandeza tan esperada? al comenzar de inmediato a implementar estos pensamientos lo verá nuestra tercera generación.

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