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Combate de epidemias y seguridad, requieren participacion conciente

Luis Francisco LópezLicda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter

En ocasiones los sectores quieren hacer sentir la importancia de su rol en la sociedad, here buscan un reconocimiento social y hasta legal. Las declaratorias de día nacional aprobados por la Asamblea Legislativa es una forma. Hay muchos días, prostate sólo en el mes de junio se han festejado el día del árbol,  del padre, del panadero, del maestro y la maestra, del diplomático, el día del profesional del derecho. Me pregunto: ¿Podemos declarar el año y hasta el quinquenio, de la seguridad de la niñez?.

Vivimos un momento que nos muestra la migración con cara de niña y niño, adolescente y  joven.  Un niño no arma viaje sólo, son adultos aquí o en Estados Unidos los que mueven los hilos de ese flujo migratorio estimulados por la esperanza de una ley que les cubra a ellos; a lo mejor algunos de esos adultos les exponen pensando que con ello escapan del serio problema de seguridad que vivimos en nuestra región.

Si todo un mes, todos los meses y varios años nos concentramos en alcanzar el propósito de asegurar para nuestra infancia un ambiente propicio para su felicidad, para aprender, para jugar, para disfrutar de sus familias y comunidad sin violencia de ningún tipo, estaremos haciendo nuestro deber, edificando patria, construyendo futuro. Así se explican los esfuerzos del quinquenio anterior para dar a la niñez el apoyo que asegure su presencia en la escuela sin discriminación por razón social y económica; hoy requerimos dar un paso adelante.

La seguridad y la salud son indispensables para vivir bien, y no solo para la inversión y la productividad de las empresas. La familia, la escuela y la empresa son espacios de socialización que deben propender a formar actitudes correctas y solidarias para enfrentar como sociedad los problemas, sean estos epidemias como la que hoy se ha presentado teniendo al zancudo como vector; o fenómenos de violencia iniciados en redes pandilleriles de las cuales algunas familias formen parte. Pero ninguna de estas se resuelve sin participación resuelta y consiente de la sociedad.

Una maestra comentaba recientemente que si trabaja con niños de primeros grados, sabe que algunos de sus padres son pandilleros y si trabaja con adolescentes o jóvenes tiene la certeza de estar con algunos pandilleros, en el bus, en la casa o en la escuela siente que asecha el peligro.

El magisterio es clave en el abordaje de este serio problema que abate nuestro país y que es común por su seriedad a los países que estamos más cerca de la frontera de Estados Unidos que se presenta como expectativa de progreso personal y también con los dramas del camino y a veces discriminación,  aparece  como pesadilla. Maestras, maestros, directores, directoras y el entorno del cual provienen nuestros niños y niñas ofrecen una posibilidad para actuar en dos de los cinco ejes de la seguridad que ha planteado el Ministro de Justicia. Prevención y rehabilitación.

Un diálogo de maestros con familias que se ven forzadas a tomar parte en redes pandilleriles  requiere que el maestro y la maestra se sientan acompañados y sepan que su labor se realiza de manera concurrente con otras acciones que buscan la empleabilidad, acceso a servicios, metodologías para abordar solución de conflictos que se dan en la familia o en la comunidad e inducen a buscar  la fuerza negativa, pero fuerza al fin, de esas redes organizadas delictivas.

El fenómeno ha crecido mucho y debemos evitar que arrastre a la niñez. Por eso es inaceptable negarse a ver la importancia de contar con los recursos financieros que permitan un abordaje a fondo, o negarse a participar activamente en la solución de estos problemas.

En soledad, ni el maestro ni el vecino, ni el padre de familia ni la empresa sentirá la fuerza que requiere  luchar por el bien común, por la salud y la seguridad de todos y todas. Ni exterminar focos de propagación de zancudos, ni encerrar o sacar del país a un niño nos libera de problemas, sabemos  que se requieren soluciones de fondo y para ello es necesaria la participación de todos y todas. Hagamos de la salud y la seguridad de la niñez, de sus comunidades donde habitan, de sus centros escolares, de quienes les cuidan en la casa y de quienes les forman en la escuela, el AÑO y el QUINQUENIO, que es hacer más que nuestra parte. El Presidente Salvador Sánchez Cerén nos ha  invitado a trabajar juntos por la seguridad y esta debe entenderse en un contexto amplio que abarca la seguridad humana, la salud, la convivencia armoniosa en la escuela y en la comunidad.

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