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A sus 71 años, Hernán “Chuvalo” Cubías sigue luciendo físicamente bien, porque todos los días hace ejercicios boxísticos y corre cortas distancias. Foto Diario Co Latino

“Chuvalo” Cubías: el castigador de los nicaragüenses

Rolando Alvarenga
@Bachiboxx55

A finales de los años sesenta, el transcurso de los setenta y principios de los ochenta, Hernán “Chuvalo” Cubías fue un mítico y temible boxeador salvadoreño amateur y profesional que desahogaba su adrenalina tirando golpes, a diestra y siniestra, hasta terminar con la resistencia del rival.
El mote de “Chuvalo” le vino por su estampa atlética y alma guerrera parecida a la del peso pesado canadiense de los setenta, George “Chuvalo”, quien enfrentó y perdió ante el recién fallecido Muhammad Alí.
Nacido en San Lorenzo, San Vicente, el 13 de Marzo de 1945, pero residente en Cojutepeque, era uno de esos tipos de sangre caliente y mecha corta que no necesitaba del calentamiento verbal o provocativo para ponerse en guardia y comenzar a tirar golpes de todo calibre. Incluso, no le importaba la estatura o peso del cristiano, para Cubías lo sabroso y pura salsa era asestar la mayor cantidad de golpes posible hasta que el oponente en turno se caía, ya no se levantaba o se corría.
Era un típico y nato peleador callejero que, tras sus inicios en un modesto gimnasio Libertad de San Salvador -en donde asimiló sus primeros fundamentos básicos boxísticos-, fue reclutado para enlistarse en las filas militares. Allí, como parte de su preparación física, le tocaba asistir al gimnasio en donde la especialidad de la casa era el “box”. Justo a la medida para los puños de Cubías que se pasaba el tiempo aporreando soldaditos.
La fama “camorrera” de Hernán llegó hasta los oídos del Teniente González que conocía algo de “box” y se la picaba de bueno. Por tal razón, González desafío a “Chuvalo”, pero su alto grado castrense no fue suficiente para frenar al bravucón y terminó perdiendo.
Claro, desde aquél día el teniente tuvo entre ceja y ceja a Cubías a la hora de los chicharrones y otras medidas disciplinarias contra la tropa. Obvio: nunca hubo revancha.
Tras una interesante experiencia militar, Cubías se incorporó a la vida civil y deportiva a mediados de los sesenta; época en la que comenzó a boxear bajo las reglas federadas amateurs, confirmándose como un elemento con potencial para esta viril disciplina.
Con el transcurso de los años (1965-1972) se impuso a punta de golpes, se coronó campeón nacional, representó al país en varios torneos internacionales y en 1972 dio el gran salto de calidad a las filas del profesionalismo.

Mural dedicado a “Chuvalo” Cubías el cual está situado en el estadio “Jorge “Mágico” González”. Foto Diario Co Latino
Mural dedicado a “Chuvalo” Cubías el cual está situado en el estadio “Jorge “Mágico” González”. Foto Diario Co Latino

Fracturó a cuatro “chochos”
Ya en el boxeo pagado, en donde una de sus máximas inspiraciones era Muhammad Alí, el “Chuvalo” de esta historia era pura salsa y dinamita a la hora de dar y recibir golpes. No era una maravilla técnica, pero eso no le preocupaba porque la mayoría de combates siempre los resolvía a punta de golpes y antes del tiempo pactado.
Durante su trayectoria Chuvalo, que esta catalogado entre los noqueadores más potentes que ha tenido el box salvadoreño, fracturó a cuatro rivales nicaragüenses: Marcos Medina (mandíbula quebrada); Mauricio Buitrago (clavícula dislocada): Mike Duarte (tres costillas quebradas) y al “Rudo” Arias (dos muelas arrancadas de un impacto).
Sus primeras peleas profesionales, que por cierto resolvió con facilidad, las realizó en la famosa y ahora extinta Arena Santa Anita, del barrio del mismo nombre.
Recuerda que la pelea más dura fue la octava, cuando, a falta de rivales, le tocó enfrentar por el cinturón nacional de las 130 libras al veteranísimo Rodolfo “El Pato” Fuentes.
“Fue un combate frontal y sin tanta paja nos tirábamos a matar, porque él quería terminarme rápido por nocaut, pero yo con mi juventud me le puse al brinco y le llevaba mucha hambre. Total que en los doce rounds nos derribamos tres veces cada uno y al final me ganó por puntos y no me quiso dar la revancha”, recuerda Cubías.
Después tuvo otra pelea muy dura por el título centroamericano Ligero Junior en el gimnasio nacional de esta capital contra el costarricense Víctor Rodrigo; a quien superó por puntos en doce capítulos que le bastaron para situarse en la casilla 10 del ranking mundial del CMB.
En su primera defensa, en febrero del 1976, realizada en “El Poliedro”, de El Salvador, Cubías superó, a pura dinamita, en el onceavo round al nicaragüense “Peppermint” Fariñas. El final fue espectacular, con el chocho noqueado de pie, volviendo un manicomio las instalaciones del “Poliedro”. Con este triunfo,”Chuvalo” ascendió al octavo lugar del ranking CMB en las 130 libras.
Tras noquear al nicaragüense, los sueños e ilusiones de disputar una pelea de título mundial en esta capital crecieron para “Chuvalo”; sin embargo, una serie de obstáculos, entre ellos de carácter económico, vieron esfumarse sus aspiraciones y un día, en 1982, decidió colgar los guantes y optar por la profesión de entrenador. Su experiencia y conocimientos le permitieron llegar a ser seleccionador nacional y durante los últimos años ha estado trabajando para la federación forjando a los nuevos valores y campeones del mañana.

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