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El chucho aguacatero… (Microcuento completo)

Efraín Clandestino

Escritor y artista

De su Libro

Historias para no dormir.

 

Era un perro viejo y aguacatero, uno de esos perros vividos y callejeros que ya no aprenden trucos nuevos, ladran igual, comen igual, miran igual y hacen caca igual, un chucho que ya no podría cambiar sus hábitos ya que cada una de sus mañas eran lo que él era… Un aguacatero que había roto todo lazo con las ataduras… Ella lo adoptó, quiso hacerlo por moda, el chucho tenía malas mañas pero tenía su gracia, quizás había estado en algún circo ambulante, hacía malabares, bailaba, cantaba y de alguna manera tosca recitaba poesía… Con gruñidos y todo… Lo adoptó porque en ese momento era lo que ella quería y pensó que sería cool tener por compañía a un aguacatero distinguido como aquel pobre Nerón pulgoso.

Se lo llevó a la casa lo bañó, quiso vestirlo, le dio un plato y le dio mimos, no es que él fuera ingrato, al contrario su corazón guardaba mucho amor, pero a fuerza de maltratos golpes, dolores, palos y traiciones aprendió a ser desconfiado, sobre todo aprendió de la calle a no vivir atado… Nerón quería a la niña colocha, podemos decir que la amaba como no amó a ninguna otra de sus dueñas… Pero ya era un perro mañoso y callejero, ella quería a uno de esos chihuahuas de cartera, una cosa de portate bien no hagas nada malo, no olfatees traseros, no seas coqueto, y viví amarrado… No era malo pero tampoco faldero…

El chucho aguacatero 

(Microcuento segunda parte)

Se enamoró, se enamoró como un perro puede enamorarse de una humana, de forma sincera, se enamoró saltándose prejuicios de clases, de especies, de razas y condiciones sociales, ella era una niña colocha, y él un perro aguacatero de las cloacas… Un poquito más que la basura que nadie quería… Un marginal, y para ser marginal no importa ser animal o persona te desprecian igual… Pero ella lo adoptó por moda o por aquel brillo poético en sus ojos… Pero adoptar aguacateros era la moda y las modas pasan.

Nerón trató de adaptarse a todo, pero lo dicho, era un perro viejo y vivido con mañas que ta no podía cambiar, la calle estaba en sus venas, en su ADN corría el arte y el malabar, tenía el maldito gen del cirquero que necesita que el show no pare jamás… Quizás el mejor truco que aprendió fue el de escapar, sufrió tanto dolor y tantas vejaciones que aprendió la magia del escapismo como su truco principal, dicen que lo metían en sacos lo amarraban y lo golpeaban y sin romper el saco aprendió a escapar, no había soga capás de lograrlo atrapar y sin embargo los lentes de la niña colocha lo detuvieron… Detrás de los espejuelos unos ojos que dibujaban un dolor y soledad como la de él… Y por eso se quedó… Pero bueno amado y amante no podía durar eternamente… Las modas no duran más que un suspiro o un comercial de televisión.

Ahí estaba Nerón, diremos que feliz, alimentado, bañado, sin pulgas, a veces hasta le rascaban la espalda hasta hacerle mover la patria o sacar la lengüita… Era feliz y estaba dispuesto a morirse de viejo con la niña colocha, los chuchos se mueren de viejos mucho más antes cuando están encerrados… En la calle mueren jóvenes arrollados o convertidos en pan mataniños… Pero en el encierro envejecen se enferman y mueren diremos que felices aunque en su corazón la melancolía los mate como un cáncer…

El perro aguacatero

(Microcuento parte tres)

Se pueden enamorar los perros?… Me parece que a los políticos los llaman chuchos por aborazados, por tragones, por que se comen su plato y se quieren comer el de otros, osea llaman chuchos a los malandrines insultando a los perros más que a los malacates a quienes homologan con los canes, como si ser cuadrúpedo fuese sinónimo de maldad… Ese es el caso de Nerón… Aguacatero pero de buen corazón… Así que nos preguntáremos ¿tiene un chucho derecho a sentir amor?

Púes bien como narrador (si creemos que esto es solo una narración) no puedo responder la pregunta y como lector (si es que ha ido leyendo la trama) siéntase libre de creer sobre Nerón lo que le apetezca.

Diremos subjetivamente que algo siente, será hambre, confort, tranquilidad, lujuria, propiedad (los perros también pueden decir este amo es mío púes ya lo oriné) o simplemente cree que la niña colocha necesita amor por todo lo que la vida la ha golpeado… Solo un golpeado sabe el dolor de los golpes de la vida… Podemos decir que Nerón siente el amor de los solidarios que es uno de los amores más grandes que animales y humanos pueden sentir.

Entonces de cierta manera se ha dejado amarrar, aprendió a soltarse de un saco, de pitas, de cadenas, de collares, de limones, y de la horca, se ha soltado de tantas cosas en la vida que es difícil entender el por qué unos ojos cafés y tristes lo mantienen sujeto como si le hubiesen ordenado -sentate- y el fuera perro amaestrado… Bueno quizás perro viejo si aprende trucos nuevos.

Pero bueno aunque aprenda trucos nuevos no deja de ser un viejo aguacatero… Un chucho cirquero y maltripiado de cicatrices y aventuras… Las huellas de la sarna ya nada se las quitan, y bueno la moda de pasear chuchos sarnosos ya pasó de de moda… Aguacatero ya no es el new black, el black is black again, osea las que querían perritos falderos y chihuahuas volvieron a buscar la vieja confiable, esas criaturitas hermosas que caben en una cartera… Bien diremos, hay perros para cada gusto, hay quienes quieren perros celosos y guardianes, grandes y violentos como los pastores alemanes, perros clasistas de elite con títulos de protector, quizás con ojos azules y perfil europeo.

Otros aman los chuchos de pelea, los cargados de músculo y testosterona, los pitbul, así con cara de malo, con quijada fuerte y muy machos. O los perritos delicados de talle francés, con nariz respingada y mirada aristocrática… Pero a los aguacateros descendientes de los xoloescuntlis nadie los quiere, y peor cuando la mezcla los ha hecho perder cualquier semejanza con algo que parezca la pureza de una raza…

Ahí anda Nerón, enamorado de alguien que no sabe lo que quiere, pero quiere que Nerón sea algo que no es para poder amarlo como es… La ironía es la vida de los callejeros y los gitanos como nuestro can, las niñas fresas los aman calle pero quieren domesticarlos y volverlos frenchpoodles… Pero ya está tirada la jugada y el cirquero ya no puede cambiar lo que es… Un chucho de calle… Y au que tenga hambre tampoco puede por dignidad de chucho aguantar que lo humillen por comida ¡maldito perro trabaja! ¡Ya me cansé de mantener perros! ¡Vos no eras el pero que soñé! ¡Muerto de hambre¡ y cosas por el estilo… La ama pero el amor acaba si hasta un chucho no es capas de amarse a si mismo.

Siguiendo la luna yo llegaré lejos… Y Nerón toma sus cuatro garrapatas sus dos pulgas y el polvo con el que llegó… Nada se ha de llevar pues a los callejeros nada más que la calle les pertenece… Toma sus sueños porque los chuchos también sueñan y se marcha por donde vino… Juro que le je visto bajo las luces de los faros, en las calles, en los parques, haciendo reír niños, caminando, muriendo de hambre, lo he visto en los espejos porque puedo jurar que ese chucho aguacatero soy yo.

Imagen y texto de Efraín Clandestino

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