Cazapalabras

Ricardo Castrorrivas
Poeta y escritor

Lo apodaban así porque ése era su oficio. Su gracia. Su  lindo modo de regalar poesía… Cazaba las palabras, sale las perfumaba y las echaba a volar…
Bien de mañanita salía de su casa con mochila, cuaderno y bolígrafo, y comenzaba a perseguir palabras… Las atrapaba al vuelo en los buses, la calle, los mercados. Dondequiera que se pronunciaban , allí estaba Cazapalabras atrapándolas…
Asistía a conferencias, recitales, mitines y marchas populares. Lo mismo que a kínderes, escuelas, colegios y universidades. Oía los debates en la Asamblea Legislativa. Escuchaba las emisoras de radio y televisión. Y leía cuanto diccionario, libro o enciclopedia compraba en las ventas de segunda y tercera lecturas.
En cualquier medio se encontraba con miles de palabras. La mayoría de ellas eran lisas, desnudas, inofensivas. Otras eran ásperas, rudas, ofensivas, venenosas, mortales. Muchas eran tristes, nostálgicas, melancólicas… Pero también hallaba palabras dulces, tiernas, alegres, cantarinas, bulliciosas, amorosas, apasionadas…
Estas últimas palabras eran las que el mundo necesitaba. Ésas eran las preferidas; las que él atrapaba…
Cuando su mochila ya estaba rebosante de vocablos, regresaba a su casa, y con mucho cuidado sacaba las palabras y las metía en unas jaulas líricas que él mismo fabricaba, con páginas de papel blanco perfumado.
Cada jaula exhalaba una fragancia diferente… Jazmín, floripondio, rosa, violeta, azahar, ilang-ilang, galán de noche, madreselva, estefanote, y muchos aromas más…
Al terminar de enjaular su caza del día, se metía en la cama con un libro, y sus inseparables bolígrafo y cuaderno.

Durante la noche las jaulas líricas se transformaban… Por obra y gracia del perfume con que cada jaula seducía a las palabras allí prisioneras, éstas se alineaban, y de un salto se pegaban en el  papel blanco perfumado, formando versos de poetas famosos…
Cuando cada una de las páginas tenía ya escritos sus versos, automáticamente se convertían en avioncitos de papel… De los versos que cada avioncito llevaba no me acuerdo; pero sí recuerdo algunos, por ejemplo:

MI VERSO AL VALIENTE AGRADA:
MI VERSO, BREVE Y SINCERO,
ES DEL VIGOR DEL ACERO
CON QUE SE FUNDE LA ESPADA.
ERA UNA VEZ UN NIÑO, AGUAS TRANQUILAS,
MIRADA FIJA, EL CORAZÓN DESNUDO
Y TODA LA POESÍA EN LAS PUPILAS.
AMO TU DESNUDEZ
PORQUE DESNUDA ME BEBES POR LOS POROS
COMO HACE EL AGUA
CUANDO ENTRE SUS PAREDES ME SUMERJO.
YO TE ENSEÑÉ A BESAR        Y ROQUE Y LOS DEMÁS ESTÁN ATENTOS
CON BESOS MÍOS,            CON LA ABSORTA PUPILA DE LO ETERNO
INVENTADOS POR MÍ        DANDO VOCES DE AMOR A CUATRO VIENTOS
PARA TU BOCA.            Y APURANDO LAS RUINAS DEL INFIERNO.

MORENA DE ALTAS TORRES, ALTA LUZ Y ALTOS OJOS,
ESPOSA DE MI PIEL, GRAN TRAGO DE MI VIDA,
TUS PECHOS LOCOS CRECEN HASTA MÍ DANDO SALTOS
DE CIERVA CONCEBIDA.

POR MI CASA SEMBRADA EN TU PECHO VALIENTE,
POR MI VERSO DE SIEMPRE,
QUE ES TIERRA SIEMPREVIVA,
GRACIAS, MI TIERRA.

Ninguno de estos versos llevaba al pie el nombre de los poetas y las poetas que los escribieron… Quizás para que los receptores del mensaje lo averiguaran. O de seguro, para que los lectores recibieran el impacto, el perfume, la esencia de la Poesía.

Por la mañana, Cazapalabras llenaba su mochila con los avioncitos líricos y se iba a la punta de los cerros y colinas y lanzaba su flota al aire…

Algunos volaban tan lejos que se perdían en el horizonte. Otros planeaban bajitos por las calles del pueblo. Niños y niñas, al verlos, corrían y saltaban para atraparlos. Cuando los cogían, descubrían los versos… Al leerlos, sus ojos niños se encendían de asombro… Sonreían, y con gran impulso y alegría, lanzaban de nuevo al aire, los líricos avioncitos.
Cazapalabras trabajó en esta poética misión por años y años. Cazando palabras y dejándolas en libertad, envejeció líricamente feliz…
Cuando volví al Sur, a mi país andino, no supe más de él. Pero lo recuerdo con cariño cuando pasan las bandadas de aves migratorias y veo que entre ellas vuelan muchos avioncitos líricos, idénticos a los que Cazapalabras lanzaba al aire; al mundo…

Nov. 1, 2013

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