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El canto de Cohen a la eternidad

Mauricio Vallejo Márquez

Escritor y coordinador

Suplemento Tres mil

 

Cada dos de noviembre llueve, mi mamá me lo recuerda siempre mientras dejamos pasar la mañana. Y llueve mucho en verdad porque poco a poco se nos van adelantando personas que dejan huellas firmes y duraderas, sobre todo voces que dejan una dulzura en el ambiente. El siete de noviembre partió Leonard Norman Cohen. Para muchos el nombre sonara desconocido, para otros su apellido recordará su premio príncipe de Asturias de 2011, su poesía, sus novelas y su música.

Cohen es de los artistas más completos que han existido y quien despertaba un temporal de emociones con su vos grave que se difuminaba en el silencio como si se tratará de esa tinta que poco a poco inunda el papel.

Cohen nació en Canadá y fue parte del salón de la fama de ese país, además de la Orden de Canadá y de la Orden Nacional de Quebec, también formó parte del salón de la fama del Rock and Roll en los Estados Unidos.

Cohen es un apellido judío que significa sacerdote, los cohen son los descendientes de Aarón, hermano de Moisés y primer sumo sacerdote del pueblo de Israel. Sabedor de esa tradición la mantuvo dentro de sus obras, en las que también se vio la profunda admiración a Federico García Lorca, al punto de nombrar uno de sus hijos con el segundo apellido del poeta español: Lorca Cohen. Aunque por muchos años también estuvo más sumergido en el budismo.

Leonard comenzó su carrera artística como escritor, pero con el tiempo decidió en 1967 probar suerte como cantautor de folk en los Estados Unidos, y allí la historia tomó otro rumbo y tras el éxito de su canción Suzanne y su primer álbum Songs of Leonard Cohen, su nombre trascendió y se convirtió en parte de la cultura popular, mientras seguía siendo un escritor de respeto, pero también un cantante ¿Quien no escucho su balada Aleluya?

Es una pena que mucha gente lo conozco solo tras su muerte, así como sucede como muchos personajes famosos, que mientras vivían no los leyeron ni los escucharon. Ahora que  sus ojos no se volverán a abrir hasta el día de la resurrección su música llena de espiritualidad judía y zen,  ganará más aficionados que los que ya tenía en Bob Dylan y REM.

Cohen ya presentía su muerte y en octubre lanzó su último álbum Lo quieres más oscuro en el que nos habla de su proximidad a la muerte, tan fuerte fue que muchos apreciaron su regreso a sus raíces judías, sobre todo por la pista en la que dice en hebreo: Hineni, hineni; en español quiere decir Aquí estoy, como una clara preparación para su muerte. Pero, ¿acaso un nieto de rabino y descendiente de Aarón no volvería al camino de sus padres?

Ahora su voz quedará vibrando en los tiempos como la voz del jazán cada Shabat como se hizo por siglos y se seguirá haciendo.

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