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Isaac Bigio
En la noche del lunes 22 de mayo se produjo un atentado terrorista en el Manchester arena cuando unas 20,000 jóvenes acudieron al concierto de Ariana Grande.
Hay una veintena de muertos y unos 50 heridos.
Se trata del más sangriento bombazo en UK contra civiles realizado después del 7/7 del 2005 en el cual 4 kamikazes se auto-explosionaron en 4 trenes o buses que partieron de King Cross en Londres. Después de esta matanza Al Qaeda no volvió a estremecer a estas islas.
Sin embargo, ahora las cosas han cambiado. El Daesh (Estado Islámico de Irak y Siria) promueve que individuos completamente aislados fabriquen sus propias armas y traten de generar el mayor terror posible. Esto ha venido ocurriendo en Francia, Alemania y otras partes de Europa, y el 22 de marzo un ‘lobo solitario’ arremetió contra varios civiles y un policía en su ruta hacia el parlamento.
Este atentado se da al conmemorarse el segundo mes de dicho atentado.
Si bien Daesh no ha reclamado oficialmente su autoría diversos activistas vinculados a este han aplaudido la acción en las redes sociales diciendo que ahora UK experimenta lo que los niños de Mosul y Raqqa padecen con los bombardeos de los aviones occidentales.
Lo más probable es que la carnicería del concierto de Manchester haya sido perpetrada por un allegado al Daesh, aunque no puede descartarse que el o los autores tengan una motivación diferente.
La matanza tiene todos los signos del Daesh, el cual usualmente también trata de intervenir en elecciones nacionales donde participa sin presentar candidatos pero si con este tipo de atentados.
La estrategia de Daesh pasa por querer destruir a su gran enemigo que es la Unión Europea, recortar los derechos de los inmigrantes no europeos para demostrar en el mundo musulmán resentimientos contra Occidente y provocar el temor generalizado y el racismo anti-musulmán, para de esta forma radicalizar a jóvenes islámicos nacidos en Europa para reclutarlos. Jeremy Corbyn ha llamado a suspender temporalmente las campañas electorales de todos los partidos, algo que han seguido todos los demás candidatos. El atentado particularmente golpea al laborismo en dos aspectos. Se da en la principal ciudad donde este acaba de ganar el mes pasado las elecciones a su primer alcalde popularmente electo (quien es Andy Burnham) y, sobre todo, porque altera la tendencia ascendiente de Corbyn en las encuestas.
Cuando May adelantó las elecciones los tories tenían alrededor del 48% de las intenciones de voto en los sondeos, casi el doble de su rival Corbyn. En los últimos días, tras la publicación de los manifiestos electorales, la última encuesta hecha mostraba que la distancia de 24 puntos entre ambos partidos se redujo a solo 9 puntos y que el laborismo ya había pasado del 24% al 35% de las intenciones de votos, 5 puntos más de lo que sacó en las últimas elecciones generales (las del 2015) e igual que cuando en el 2005 ganó estas bajo el liderazgo de Tony Blair.
En la víspera del atentado de Manchester la prensa había empezado una campaña de demolición de Corbyn acusándolo de haber tenido nexos con el IRA.
El atentado de Manchester tornará más difícil la posibilidad que May acepte ir a un debate con su principal oponente, por lo que es posible que estas sean las únicas elecciones generales de UK y Europa de esta década sin que haya una polémica televisada entre los dos principales líderes.
Si bien es cierto que muchos tratarán de mostrar que lo que ha causado ese tipo de acciones es la ola de intervenciones militares en el mundo musulmán y que ello debe detenerse replegándose de allí, lo más probable es que el atentado fortalezca a quienes postulan la mano dura contra el terrorismo y contra los inmigrantes.
De hecho, se refuerza uno de los principales argumentos de quienes quieren recortar la libre circulación dentro de Europa aduciendo que ello permite un mayor desplazamiento de terroristas fundamentalistas islámicos.
