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Al son de una cantata preelectoral

Renán Alcides Orellana

Los nuevos vientos preelectorales para elegir diputados y alcaldes en 2015, cialis clinic han comenzado a descarnar y lanzar por los aires el enorme “interés de servir al país”, de muchos que, por estas fechas, suelen mostrar sus impecables dotes de honestidad e idoneidad y, sobre todo, de un invaluable amor a la Patria. Una muestra de patriotismo increíble.

    Que los hay sinceros, los hay. Pero, de ahí a que todos o casi todos lo sean, ni pensarlo. La experiencia de vieja data, lo confirma. Es más, descarna personalidades con una especie de bipolaridad: por un lado, de frente, con promesas inimaginables al pueblo; y por el otro, a espaldas, con deslealtad a su gente, ya sea desatendiendo sus comunidades o promoviendo leyes y otras acciones antipopulares. Según la dinámica de cada partido político, las inscripciones ya iniciaron y, antes que alguien se anticipe y lo madrugue, el futuro candidato moviliza sus influencias, pule su lenguaje, ensaya su sonrisa, inventa simpatía… y a la carga, tras la diputación o el cargo edilicio.

    La carrera recién ha comenzado. Y luego, la noticia inesperada: “todos nuestros diputados y alcaldes, aparte de uno que otro mal evaluado, van a la reelección”. Son los imprescindibles. Ya están “electos”, al pueblo sólo le tocará votar en marzo, a veces sin siquiera saber por quién. Es la ley, es la Constitución. Y en algunos partidos,  aparte de más de alguno nuevo, el resto son veteranos, como quien dice “sombras de (sin) gloria”. Algunos ya ni recuerdan cuantos períodos llevan; otros, ni saben a qué departamento -aunque les sea desconocido- les tocará “representar” esta vez. Es igual. Así lo ha decidido el partido ¡Qué culpa!

    Y los novatos, a lo mejor capaces y bien intencionados, de pronto descubrirán que “el proceso” de elección interna no es tan sano como se intenta vender, porque los veteranos no soltarán “su puesto” fácilmente, y hasta usarán sus herramientas de veteranía partidaria para  -mediante “dados cargados”- dejarlos “en home”. Es la competencia, dicen. Y muy leal, además. Claro, como medida propagandística para imagen de un proceso, limpio y transparente, ¡ni hablar!

    Más de lo mismo. Aunque, hay excepciones, apreciadas por muy mínimas, dueñas de su legítimo derecho de continuar. Pero, ¿y los que no? ¿No sería lo más  justo, y hasta necesario, una limpieza total y definitiva, para darle chance a otros?  Ignorar esto, es la mayor prueba de incoherencia política  ¿Cuál proceso entonces, abierto y transparente? Se juega con la dignidad e inteligencia de los salvadoreños. Resulta ficción eso de “promover” a los nuevos, tal vez limpios aún y con ideas frescas, y luego ponerles obstáculos, abiertos u ocultos, para  que los “dómines” no queden  auto eliminados; pues, si no ¿en qué lugar -departamento/pueblo- los van a ubicar, si estos ya fueron tomados anticipadamente? Pesan más las candidaturas rociadas de desafueros, denuncias, autoproclamaciones… “apártense, yo llegué primero”… Siempre hay una primera vez. Quizás sea en 2015. Oportunidad de lograr cambios en la estructura política, legislativa y municipal, cuando, con mayor voluntad política y más avances técnicos que antes, se ofrezca más claridad y facilidades al pueblo elector, para saber escoger y decidir bien, entre tanto candidato deseoso de “seguir sirviendo al pías”…

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PUNTO Y APARTE. Aquí se han visto -se ven- crímenes abominables, pero ese drama del trajinar deshumanizado de niños migrantes, secuestrados y vejados en el Norte, tampoco puede ignorarse. Si los niños ya no son el futuro sino el presente de la sociedad, ¿cómo hacerles suave no sólo el instante, sino la vida…? (RAO).

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