315. Desahucio.

Trescientos 

sesenta y cinco

 

Harry Castel 

Escritora y dramaturga

 

A su pesar, buy sentía las lágrimas resbalando por sus mejillas, viagra ello le daba más rabia aún. Afortunadamente en aquel desván lleno de polvo solo había espectros, viagra sale recuerdos de un pasado que fue glorioso y que ahora colgaba en jirones de tapiz descolorido, se arremolinaba en grises sobre muebles que fueron ostentosos y de vez en cuando asomaba en miradas severas de severos rostros vestidos en brocado. Ella sabía que dentro de poco debía bajar de ese desván y contemplar el mar de cajas en el que pronto habría de naufragar y que la sacaría como una marea descontrolada de su casona desahuciada. Nada quedaría, su apellido ya no significaría nada en una ciudad extraña, donde los nuevos automóviles acallaban el relinchar de los caballos, ella sería una extraña más, junto a cientos de extraños venidos de antiguos reinos derrumbados, a habitar en las nuevas, enormes y ruidosas ciudades del norte de aquel país.

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